San Pío de Pietrelcina

San Pío de Pietrelcina

¡Una compasión tan grande como el mundo!

Los puros verán a Dios: desde muy pequeño, Pío era puro en alma y cuerpo, y lo siguió siendo hasta el final de sus días. Pío era un niño que rezaba mucho y vio a Jesús a los cinco años, pues su alma era transparente, por eso Dios miraba a través de sus ojos y escudriñaba las almas. Mucha gente de todo el mundo se apresuraba a confesarse con él y el Señor le concedió el don de la ubicuidad para que todo pecador arrepentido tuviera acceso a la gracia de su discernimiento. Pio mostraba la ubicuidad, conocida como la capacidad de estar presente en todas partes al mismo tiempo, al ir dondequiera que la compasión lo llamara, al interceder por las almas y por los cuerpos magullados. De hecho, “La Casa Alivio del Sufrimiento”, ese inmenso y ultramoderno hospital italiano, sigue siendo su obra, ¡la obra de quien sufrió los estigmas por nuestra redención!

(Encuentra otros santos en la Guía de Santos de Hozana)

Biografía del Padre Pío

Francesco Forgione nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, Italia. Creció en una familia muy piadosa y desde la infancia recibió gracias especiales. Era un niño particularmente piadoso y solitario, prefería la compañía de su ángel de la guarda en lugar de estar con otros niños. A una edad muy temprana fue atacado por el demonio en muchas ocasiones. De hecho, estas luchas violentas contra Satanás continuaron a lo largo de toda su vida, pero la Virgen María siempre fue para él un apoyo indefectible en estos combates.

El deseo del joven de entrar en las Órdenes pronto se hizo evidente. Así que, en 1903 entró en los Capuchinos de Morcone y tomó el nombre de Pío en honor al Papa Pío V. Fue ordenado sacerdote en 1910, pero fue enviado de vuelta a su familia durante seis años debido a su débil estado de salud. En ese entonces, el Padre Pío recibió los estigmas invisibles: sintió quemaduras muy fuertes en las manos, los pies y el costado, pero a pesar del dolor muy intenso, en su piel solo se veían ligeras marcas rojas.

Durante la Primera Guerra Mundial se movilizó al joven sacerdote, pero no tardaron en enviarlo a casa por razones de salud.

Desde 1916 fue enviado al convento de San Giovanni Rotondo donde permaneció hasta su muerte.

En 1918 vio la transverberación: su corazón fue atravesado espiritualmente y sangró en realidad. A partir de ese momento comenzó a revivir la pasión de Cristo y luego fue marcado por las mismas heridas en sus manos y pies: los estigmas, fueron visibles para todos desde ese momento. Sus heridas nunca sanaron y siguió sangrando toda su vida. Por lo anterior, el Padre Pío pasó a ser el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia.

Muy pronto el Padre Pío empezó a tener una fama creciente. Esto causó un poco de malestar en el Vaticano, el cual delegó médicos para examinar sus heridas, y lo sometieron a todo tipo de pruebas y exámenes durante cinco años. Las conclusiones indicaban que lo sucedido no era de ninguna manera un engaño. Sin embargo, el Santo Oficio declaró "no constatar nada de sobrenatural en los hechos que se le atribuyen" y pronunció una condena formal y pública que prohibía al Padre Pío tener cualquier contacto con los fieles. Por lo anterior, el padre pio no pudo dar los sacramentos durante 10 años, sólo se podía celebrar misas privadas. A pesar de esto, los fieles siguieron llegando al lugar, con la esperanza de poder verle.

El 14 de julio de 1933 se levantó la prohibición y miles de fieles esperaron en las puertas de la iglesia para la celebración de la misa.

Como Jesús, el Padre Pío tuvo una gran compasión por los enfermos y los que sufren. En 1956 fundó “La Casa Alivio del Sufrimiento” y recibió varias donaciones para este hospital, pero fue acusado de deshonestidad. Las persecuciones se reanudaron, esta vez por parte de los propios capuchinos. Una vez más se le impidió dar los sacramentos libremente hasta 1964, cuando Pablo VI pidió que se le permitiera ejercer su ministerio libremente.

Inexplicablemente, las heridas que el Padre Pío había llevado durante 50 años desaparecieron completamente algún tiempo antes de su muerte y falleció poco después de celebrar la misa solemne por el cincuentenario de sus estigmas, el 23 de septiembre de 1968.

Su cuerpo incorrupto yace en San Giovanni Rotondo.

Fue beatificado el 2 de mayo de 1999 y canonizado por Juan Pablo II en 2002. Se recogieron más de 73 testimonios de sanación, contenidos en 104 volúmenes.

Los dones extraordinarios del Padre Pío

La existencia del Padre Pío fue una sucesión de fenómenos extraordinarios que aún hoy causan malestar a la comunidad científica. De hecho, la vida entera del Padre Pío sigue siendo un prodigio cuyo misterio no puede ser explicado por la ciencia.

El don de la sanación

Hay una multitud de testimonios que confirman las obras extraordinarias que realizó el Padre Pío. De hecho, hizo muchas sanaciones milagrosas, resucitó muertos, incluyendo un bebé que le trajo su madre. 

El don de la bilocación

El Padre Pío tenía el don de la bilocación, muchos testimonios mostraron su presencia en dos lugares al mismo tiempo. De este modo podía intervenir directamente a kilómetros de San Giovanni Rotondo mientras permanecía en su celda, orando intensamente. Por ejemplo: él evitó el suicidio de un oficial italiano durante la guerra. 

El don de la clarividencia

El Padre Pío tenía el don de escudriñar las conciencias y discernir las mentes. Es decir, podía ver dentro del alma de la persona que hablaba. El alma es la zona secreta y escondida a la cual sólo tienen acceso Dios y nuestra conciencia. Este don le fue dado por el Espíritu Santo para ayudar a los penitentes.

Incluso aún se habla de los eventos milagrosos que marcaron su vida, pero lo importante es la herencia espiritual que dejó.

La herencia espiritual del Padre Pío

Otra manera de experimentar los sacramentos

El Padre Pío vivió su ministerio sacerdotal de acuerdo con el llamado que había sentido desde muy joven por parte de Jesús: acercar a la gente a Dios. Lo hizo de tres maneras: a través de la dirección espiritual de las almas, la confesión sacramental y la celebración de la misa

Fue a través de su manera de dispensar los sacramentos que el Padre Pío impresionó más a todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo, ya que él vivía la misa en su interior y la celebraba con una profunda dignidad que conmovía a los fieles. De hecho, la gente venía de todas partes para asistir a estas misas, que podían durar más de tres horas. Él mismo se preparaba para la Eucaristía con intensas oraciones y permanecía en oración mucho tiempo después de la misa. 

La confesión también atraía multitudes y las personas se agolpaban alrededor de su confesionario. El Padre Pío tenía el carisma especial de leer las almas y mucha gente cuenta la conmoción total que experimentaron cuando el Padre Pío les dijo todos sus pecados durante la confesión.

El Padre Pío, un padre espiritual

El padre capuchino tenía un ministerio importante para guiar espiritualmente a las almas, por lo que acogió en su seno a muchos hijos e hijas espirituales, a quienes acompañó durante su caminar. Incluso, llegó a conocerlos personalmente y se tomaba el trabajo de responder sus cartas. Incluso hoy en día estas hermosas cartas nos dan preciosos consejos para el crecimiento espiritual. Encuentra muchos consejos edificantes del Padre Pío. 

De hecho, las cartas llegaban a San Giovanni Rotondo por centenares, y personas de todo el mundo le confiaron sus miserias e intenciones de oración. El Padre Pío leyó las cartas en todos los idiomas y cuando le preguntaron cómo se las arregló para entender todo, explicó que su ángel de la guarda le tradujo todo.

El Padre Pío y la Virgen María

El Padre Pío tenía una profunda devoción a la Madre de Dios y rezaba el Rosario sin cesar. La Virgen María fue para él su madre y la compañera de toda su vida. 

Por lo anterior, el santo de San Giovanni Rotondo era un modelo de oración que rezaba constantemente. Se podría decir que la oración era la vida de su alma, de ella sacaba la fuerza para vivir todo lo demás. Por eso él mismo fundó grupos de oración para entrenar a sus hijos espirituales con el fin que pudieran dar un lugar central a la oración. 

Reza con el Padre Pío

Hay muchas oraciones que el mismo Padre Pío recitó. Son muy eficaces cuando, como él, las rezamos de todo corazón.