San Juan Bautista

San Juan Bautista

Una vida de despojo absoluto

Juan anunció al Mesías cuando aún estaba en las entrañas de su madre Isabel! Esto sucedió cuando saltó de alegría al ver a la Virgen María, su tía, embarazada de Jesús. A partir de ese momento, toda su vida se convirtió en un anuncio de Cristo y una muestra de despojo de sí mismo. De hecho, nunca quiso guardar nada para sí, y esto lo demostró no solo desde la infancia, sino también en el desierto y en el Jordán (lugar donde bautizó a Jesús). Su desapego era tal, que ni siquiera retuvo a sus discípulos, al enviarlos a Cristo diciendo: "Él debe crecer y yo debo disminuir". Su vida terminó después que Herodes ordenó decapitarlo, cerrando con su muerte la primera Alianza, la de la Ley de Moisés, y anunciando un nuevo pacto, el de la fe en Jesucristo. Con su abnegación radical, Juan preparó el camino de Jesús.

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Biografía de San Juan Bautista

San Juan Bautista es una figura destacada del Nuevo Testamento, y tuvo un nacimiento milagroso como el de muchos personajes bíblicos. En la biblia, concretamente en el Evangelio de San Lucas se relatan los acontecimientos que acompañaron la venida de Cristo al mundo, incluido el nacimiento de Juan el Bautista, precursor y primo de Jesús.

Juan el Bautista era hijo de Zacarías, sacerdote del templo de Jerusalén, y de Isabel, prima de la Virgen María. La madre de Santa Isabel era la hermana mayor de Santa Ana. Zacarías e Isabel eran viejos y no tenían hijos, pues Isabel era estéril. Un día, cuando Zacarías estaba presentando las ofrendas en el Templo, el Ángel Gabriel se le apareció anunciándole el nacimiento de un hijo llamado Juan "Estará lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto" (Lucas 1:5-25). En un principio, Zacarías no creyó en este anuncio, y por su incredulidad, quedó mudo hasta el nacimiento del bebé. Lo cierto es que Isabel sí estaba embarazada ¡y que este era un milagro! Seis meses después, el ángel Gabriel vino a anunciar a la Virgen María que iba a ser la madre del Salvador; a esto se le conoce como la Anunciación (Lucas 1:26-38). Durante esta visita, el arcángel reveló el embarazo de Isabel a la Santísima Virgen, por lo que María fue inmediatamente a casa de su prima, para ayudarla y alegrarse con ella de las maravillas del Señor; a esto se le conoce como la Visitación (Lucas 1:39-56). Cuando Isabel se encontró con María (embarazada de Jesús), se exclamó diciendo: "en cuanto llegó a mis oídos el sonido de tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre". Ocho días después del nacimiento de su hijo, justo en el momento de la circuncisión del niño, Isabel anunció, para sorpresa de todos, que se llamaría Juan, es decir, "gracia [don] de Dios". De inmediato, Zacarías recuperó el habla y exclamó: "Se llama Juan”. Entonces fue lleno del Espíritu Santo y proclamó el famoso cántico de Zacarías.

Más adelante en el Evangelio, podemos ver a Juan el Bautista como un hombre adulto que vivía en el desierto de Judea, vestía con ropa de piel de camello y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Juan pasaba sus días anunciando la venida de Cristo (Marcos 1:7-8) y las multitudes le seguían. De este modo, bautizaba a las personas en el río Jordán, en un bautismo de conversión para la remisión de los pecados. Cabe anotar que, Jesús acudió a Juan para ser bautizado como Hijo de Dios (Mateo 3:15-17; Marcos 1:10-11; Lucas 3:22-33), y en ese mismo instante, la multitud vio descender del cielo al Espíritu Santo, en forma de paloma, sobre Jesús. Asimismo, se escuchó la voz del Padre diciendo: "Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección". De hecho, Jesús mismo dio testimonio de Juan diciendo: “les aseguro que no hay ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él".

Juan era un hombre franco que no dudó en denunciar la mala conducta de Herodes, especialmente por tomar como esposa a Herodías, la mujer de su hermano Felipe. Por tal razón, Herodes hizo que los encarcelaran, con el único objetivo de procurar su muerte. De este modo, la ocasión se presentó un día en que la hija de Herodes, Salomé, hizo un baile ante Herodes y sus invitados (Mateo 14:1-2; Marcos 6:14-16; Lucas 9:7-9). A Herodes le gustó tanto, que ofreció darle cualquier cosa que quisiera. Tras pedir consejo a su madre, Salomé pidió que le trajeran la cabeza de Juan en un plato. Así que, Herodes ordenó decapitarlo en la cárcel y cumplió su deseo. Luego de obtener la cabeza de Juan, la joven la entregó a su madre. Más tarde, los discípulos de Juan vinieron a pedir su cuerpo para enterrarlo.

El 24 de junio, la Iglesia celebra la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, tres meses después de la Anunciación (ya que Isabel estaba en su sexto mes de embarazo). La Iglesia también celebra el martirio de San Juan Bautista el 29 de agosto, que es la fiesta nacional de Quebec, pues San Juan Bautista es el patrono de los canadienses franceses.

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Lugar de San Juan Bautista en el cristianismo

En la religión cristiana, el lugar de San Juan Bautista es muy importante, al ser el precursor de Cristo. De hecho, él fue aquel que había anunciado el profeta Isaías cuando dijo: "He aquí que envío a mi mensajero delante de tu rostro, para preparar tu camino. La voz de uno que clama en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas!" Así que Juan el Bautista es el último profeta antes de la venida de Cristo, aquel que preparó los corazones para acoger a Jesús. Y cuando su misión fue cumplida, cuando se conoce a Jesús, Juan exclama: "Tal es mi alegría, y es completa. Él debe crecer y yo encoger. El que viene de arriba está por encima de todo".

En su Sermón sobre el nacimiento de Juan el Bautista, San Agustín explicó claramente el lugar tan especial que tiene Juan el Bautista: “Juan nace de una anciana estéril; Cristo, de una jovencita virgen. El futuro padre de Juan no cree el anuncio de su nacimiento y se queda mudo; la Virgen cree el del nacimiento de Cristo y lo concibe por la fe”.

Ora con San Juan el Bautista

Oración a San Juan Bautista para peticiones urgentes

“Bendito San Juan Bautista, que fuiste elegido para anunciar a los hombres
la venida del reino de Cristo,
guía nuestros pasos por las sendas de la justicia y la paz,
y alcánzanos del Señor su misericordia y perdón.
Gloriosísimo San Juan Bautista,
precursor de mi Señor Jesucristo,
lucero hermoso del mejor sol,
trompeta del Cielo,
voz del verbo eterno,
consígueme del Señor su benevolencia y bendición.
Tú que eres el mayor de los santos
y alférez del Rey de la Gloria,
que eres más hijo de la gracia que de la naturaleza,
y por todas las razones
príncipe poderosísimo en el Cielo,
consígueme del Señor su clemencia y protección .
Glorioso San Juan Bautista,
hoy en mi desespero te ruego
que me ayudes en estos duros momentos,
necesito tu valioso auxilio
para solucionar mis penas y miserias,
media ante el Señor para que me conceda:
(decir lo que se necesita conseguir)
Te pido mártir invencible que no desoigas mis penas
y por los privilegios con que te enriqueció Dios
consigue que mi pedido sea concedido lo antes posible
si fuere conveniente para mi salvación;
y si no, una perfecta resignación,
con abundante gracia,
que haciéndome amigo de Dios,
me asegure las felicidades eternas de la Gloria.

Amén”.

Oración a San Juan el Bautista para abrir los caminos

“¡Gloria a ti, san Juan Bautista, mártir invencible!,

ángel de pureza antes de tu nacimiento
y el Profeta mas grande nacido de mujer;
amigo especial y favorito de Cristo y predicador de la Verdad
precursor glorioso del Sol de Justicia, voz del Verbo Eterno,
por tus virtudes y por los privilegios con que Dios te enriqueció
danos fuerza y valor para vencer todo temor y enemigo
y danos sabiduría para alcanzar nuestras objetivos.
Oh, Glorioso San Juan Bautista,
que durante toda tu vida con humildad y fidelidad
cumpliste la voluntad del Padre Celestial,
y como verdadero Precursor del Mesías
poco a poco, con la sencillez del deber cumplido,
fuiste desapareciendo para que Cristo Salvador
inaugurara el Reino de Dios entre los hombres:
ayúdanos a salir de problemas y adversas situaciones,
aleja todo peligro y enemigo de nuestro lado,
quita toda maldad, tropiezo y oscuridad en nuestra vida
para que nuestros caminos se encuentren despejados
y estén abiertos al amor, el trabajo y la salud
que tanto ansiamos y necesitamos,
haz que la suerte, la prosperidad y la fortuna nos favorezcan
y la paz, la armonía y la felicidad
nos acompañen en todo momento.
Protégenos, alivia nuestras cargas
y ayúdanos a conseguir la tranquilidad,
la ventura y el bienestar en nuestro hogar,
en especial alcánzanos del Señor:
(pedir ahora lo que se quiere conseguir).
Bendito san Juan el Bautista,
purifícanos y convierte en gozo nuestras penas y desdichas,
pide para nosotros al Señor misericordia y perdón,
y que guíe nuestros pasos por el camino de la paz,
para que un día podamos cantar contigo
en las Mansiones Celestiales
las glorias y alabanzas de nuestro Creador.
Por nuestro señor Jesucristo.

Amén.”

San Juan Bautista en las artes

Pintura: San Juan Bautista es uno de los temas favoritos para los pintores. Entre las representaciones más famosas están las de Caravaggio y la obra de Leonardo da Vinci. San Juan Bautista suele ser representado en forma de ermitaño y vestido con pieles de animal; sus atributos son la cruz y el cordero.

Música: el Himno a San Juan Bautista, que comienza con Ut queant laxis, fue escrito en el siglo IX por el poeta Paul Diacre. Posteriormente, Guido D'arezzo utilizó las primeras sílabas de los versos de este himno para dar el nombre de las notas musicales de la notación latina moderna.