Santo Domingo de Guzmán

Santo Domingo de Guzmán

Un ser con alma de niño

Nadie fue más sencillo ni más alegre que Santo Domingo, el fundador de la Orden de los Frailes Predicadores, comúnmente llamados "dominicos". Este hombre, era un predicador con mucho talento, procedente de una noble familia española. Santo Domingo siempre rechazó las propuestas de episcopado y prefirió en su lugar la vida humilde, rodeado de sus hermanos. Su alma era como la de un niño; tenía un alma muy humana y profundamente mariana. De hecho, a este santo se le atribuye la invención del rosario, pero no hay información validada de esto. Lo que sí es cierto es que Santo Domingo tuvo la gracia presenciar la aparición de la Santísima Virgen, quién se le presentó con el nombre de Nuestra Señora del Rosario (un vocablo que era nuevo en aquel entonces). Por esta razón, Santo Domingo difundió esta forma de rezar e hizo de Nuestra Señora del Rosario la patrona de la Orden Dominicana.

(Encuentra otros santos en la Guía de los Santos de Hozana).

Biografía de Dominique de Guzmán

Domingo de Guzmán nació alrededor del año 1170, en Caleruega España, un lugar donde sus padres, unos nobles castellanos, poseían muchas propiedades. Se cree que Domingo estaba destinado a la vida religiosa, por lo que sus padres confiaron su educación a un tío que era arcipreste. En 1187, el hombrecillo se fue a estudiar teología a Palencia, y para esa época hubo una gran hambruna en todo el país. Debido al contexto, Domingo estaba abrumado por la angustia, y decidió vender todos sus libros y dar el dinero a los pobres diciendo: "No quiero estudiar sobre pieles muertas mientras los hombres se mueren de hambre".

En cierta ocasión, el prior de la ciudad de Osma estaba buscando clérigos dispuestos a seguir la regla agustiniana, según la cual los prelados no debían tener posesiones ni riquezas. Y, durante su búsqueda, tuvo el discernimiento para ver en Domingo a un joven dispuesto a seguir dicha regla. Fue así como el joven llegó a ser canónigo regular de San Agustín en la ciudad de Osma. Allí, el hombrecillo llevó una vida de oración contemplativa, puesto que la vida de un canónigo en aquella época estaba enmarcada por el oficio diario cantado, la liturgia de las horas, la meditación y la lectura espiritual en la celda. Poco después, en 1197, Domingo fue ordenado sacerdote y se sintió muy inspirado por el libro La lectura de las Conferencias de los Padres del Desierto, del monje italiano Juan Casiano. De hecho, esta obra lo levantó mucho espiritualmente.

Posteriormente, Domingo; quien en aquel entonces ya era subprior, acompañó a su obispo a Dinamarca. Mientras atravesaban el sur de Francia, se dieron cuenta que la herejía era abundante entre los albigenses y cátaros, por lo que decidieron actuar al respecto. Es así como en 1206, tras obtener el permiso del Papa Inocencio III, se pusieron en marcha para recorrer las regiones del sur de Francia, donde había mucha herejía. De hecho, ellos hacían estos recorridos con el fin de recuperar la verdadera fe por medio de la predicación y una vida ejemplar. Durante esta misión, los predicadores iban de dos en dos, viviendo la pobreza evangélica y predicando la doctrina de la Iglesia católica, tal cual como lo hicieron los apóstoles. En el año de 1208, tras la muerte de su obispo, Domingo continuó predicando solo. En aquella época el joven residía en el monasterio de Prulla. Luego, en 1213, Domingo estaba bien establecido en la región de Tolosa (Francia) y fue nombrado vicario del obispo de Carcasona. En aquel entonces, él y algunos colaboradores vivían pobremente, practicando la caridad entre los habitantes y rezando mucho. De hecho, Domingo era un hombre que tenía las cualidades necesarias para ser un buen predicador, es decir, una formación teológica bastante sólida, un profundo conocimiento de las Escrituras, una elocución bastante clara y sobre todo una palabra que sabía tocar los corazones más duros.

En 1216 el Papa Honorio III aprobó su obra y la pequeña comunidad de Tolosa se convirtió en la Orden de los Frailes Predicadores. En una ocasión, durante el  Pentecostés del año 1217, fray Domingo invocó al Espíritu Santo para que descendiera sobre la comunidad y posteriormente tomó la decisión de enviar a los frailes por todo el mundo. Desde ese entonces, el padre de la Orden recorrió los caminos de España, Francia e Italia, apoyando a las comunidades que se habían creado recientemente. Posteriormente, fundó el primer convento de monjas dominicas en Madrid y luego en muchos otros lugares. A raíz de esto, la salud de Domingo empezó a debilitarse por los continuos viajes a pie, y decidió establecerse permanentemente en Bolonia, Italia, para cuidar personalmente de los jóvenes frailes del Convento de San Nicolás. De hecho, murió allí el 6 de agosto de 1221, rodeado de su comunidad. Es importante saber que la tumba de Santo Domingo sigue estando en esta ciudad. Además, Domingo fue canonizado el 3 de julio de 1234 por el Papa Gregorio IX, y su fiesta se celebra el 8 de agosto.

La obra de Santo Domingo: la orden de los Dominicos

La vocación de los dominicos

Santo Domingo de Guzmán es el fundador de la Orden de los Frailes Predicadores cuya vocación es trabajar por la salvación de las almas a través de la predicación. Siguiendo el ejemplo de Santo Domingo, los frailes están llamados a anunciar el Evangelio a través de una vida conforme a sus enseñanzas. Además de su función de predicadores, los dominicos se dedican a la enseñanza y al estudio.

La Regla de Vida de los Dominicos

La Orden de los Frailes Predicadores es una orden mendicante que integra la regla de la pobreza evangélica, en la que  los hermanos renuncian a todo ingreso de dinero. Además del voto de pobreza, ellos también hacen un voto de castidad y obediencia. Además, los frailes predicadores fundan una escuela de teología en cada convento. Los hermanos deben dar un lugar fundamental al trabajo intelectual, pero no están obligados a hacer el trabajo manual.  

La Orden de los Frailes Predicadores en cifras

En 1221, cuando Domingo murió, había veinte conventos de hermanos y cuatro de hermanas, los cuales estaban repartidos en España, Francia e Italia. Actualmente, los frailes predican en todos los continentes del mundo. De hecho, la Orden cuenta con 247 monasterios y casi 6.000 frailes y más de 3.000 monjas. Además, hay 40.000 monjas dominicas apostólicas en 119 congregaciones y un centenar de personas pertenecientes a fraternidades laicas (también llamadas Tercera Orden Dominicana).

Posteridad de Santo Domingo

El beato Jordán de Sajonia, sucesor de Domingo y quien está  a cargo de la orden, ha presentado un retrato completo de este maravilloso santo. He aquí sus palabras: "Inflamado del celo de Dios y de ardor sobrenatural, por tu caridad sin límites y el fervor del espíritu vehemente te consagraste totalmente, con el voto de pobreza perpetua, a la observancia apostólica y a la predicación evangélica". De hecho, él testifica que el santo fundador "hablaba siempre con Dios y de Dios".

En 1363, Santa Catalina de Siena, quien en ese entonces tenía 16 años, tuvo una visión de Santo Domingo. Luego de lo sucedido, decidió ingresar a la Tercera Orden Dominicana, en la cual llevaría a cabo su gran obra posteriormente.

Oraciones de Santo Domingo

Las nueve formas de rezar de Santo Domingo

Desde muy temprana edad, Santo Domingo fue un hombre de oración. De hecho, él profundizó la oración a lo largo de toda su vida. Además, Domingo propuso nueve formas de oración, las cuales él mismo solía practicar ante la imagen de Jesús crucificado. Un detalle interesante en la vida de este hombre es que su actitud corporal unida a una humildad espiritual le hicieron posible practicar el recogimiento y el fervor. Cabe anotar que Santo Domingo mantuvo siempre su mirada dirigida hacia el Señor crucificado.

  • La oración de pie
  • La oración con el cuerpo erguido y la cabeza inclinada, lo cual era símbolo de humildad
  • La oración postrado completamente en el suelo, para pedir perdón por los pecados 
  • La oración de rodillas, como signo de penitencia, para participar en los sufrimientos del Señor
  • La oración con los brazos abiertos 
  • La oración con la mirada puesta en el crucifijo, para contemplar el Amor supremo de Dios
  • La oración con la mirada dirigida al cielo completamente, sintiéndose atraído por el mundo de Dios
  • La oración al final del rezo de la Liturgia de las Horas
  • La oración después de la celebración de la misa 

De hecho, Santo Domingo prolongaba su encuentro con el Señor mientras practicaba estas dos últimas formas de oración. Al respecto, los testigos cuentan que a veces entraba en una especie de éxtasis y su rostro se transfiguraba. Luego, retomaba inmediatamente sus actividades cotidianas con mucha humildad , fortalecido por la fuerza que viene de lo alto.

El rezo del Rosario

Si bien es cierto que San Bernardo de Claraval fue uno de los primeros en desarrollar esta oración dirigida a la Santísima Virgen, también es cierto que Santo Domingo de Guzmán fue quien difundió el uso del Santo Rosario a su alrededor, al pedir a sus religiosos que llevaran un rosario en la cintura. En 1214, fue la propia Virgen María quien enseñó esta forma de rezar a Santo Domingo, con el propósito de convertir a los herejes albigenses y a los pecadores. De hecho, ella se le apareció luego que Santo Domingo pasará tres días y tres noches en oración, implorando la conversión de los herejes. Durante esta aparición la santísima Virgen dijo estas palabras: “¿Sabes, querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima Trinidad para reformar el mundo?—¡Oh Señora —respondió él— tú lo sabes mejor que yo; porque, después de Jesucristo, tu Hijo, tú fuiste el principal instrumento de nuestra salvación!. Luego la Virgen añadió— —Pues sabe que la principal pieza de la batalla ha sido el salterio angélico, que es el fundamento del Nuevo Testamento. Por ello, si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, predica mi salterio”. En aquella época se hablaba del Salterio de María para designar los cordones anudados y luego el «contador» con granos que fue inventado para contar los salmos y el Padre Nuestro. De hecho, este instrumento también se utilizaba para contar las Avemarías.  Es necesario que sepamos que, el rezo del Rosario, en su forma y método actuales, comenzó con Domingo y dio muestra de muchos frutos en su vida, entre los cuales se destacan muchos milagros y conversiones.

Oración a Santo Domingo

“Santo Padre Domingo,
llamado desde siempre
"Luz de la Iglesia" y
"Maestro de la Verdad",
con gran confianza nos dirigimos a ti.
Te rogamos nos obtengas la gracia
de comprender la voluntad del Señor,
la fuerza de seguir sus caminos,
dejándonos guiar por la Sabiduría
que viene de los alto
y la serenidad del espíritu,
que sólo en Dios puede encontrar su paz.
Te confiamos
a todos los que se han alejado de la Iglesia
que puedan recuperar la luz de la fe,
el consuelo de la esperanza
y la alegría del amor que se nos da.
Intercede sobre todo por los jóvenes,
que encuentren en Cristo
el modelo ideal del hombre nuevo
y en su Evangelio la luz que orienta
en el camino de la vida.
Confiamos en tu ayuda,
Santo Padre Domingo,
y en la de los intercesores de la Orden
que la Providencia ha querido
para un servicio de "caridad en la verdad"
en beneficio de toda la humanidad. Amén”

Fuente: dominicos.org