Beata Chiara Luce Badano

Biografía de Chiara Luce Badano 

Chiara Badano (en español Clara Luz), nació el 29 de octubre de 1971 en la región de Sassello, Italia. Sus padres, Ruggero y Maria Teresa Badano, la recibieron como un regalo, tras largos años de espera. Fue una jóven que, según palabras de María Teresa, se destacó por su generosidad desde muy pequeña. Por ejemplo, a sus cuatro años regaló sus juguetes nuevos a los niños pobres. 

En 1981, en el marco del Festival Family Fest, clara descubrió el Movimiento de los Focolari, también conocido como Obra de María. Este evento marcó por el resto de su vida su camino religioso, pues Chiara o Clara terminó uniéndose a los Gen 3, la rama adolescente de este movimiento, comprometiéndose así a vivir completamente a la luz del Evangelio. Asimismo, entabló una relación con la fundadora de los Focolari, Chiara Lubich, con quien se mantuvo en contacto por medio de cartas. Se dice que Chiara era una joven impresionante que se dedicaba a escuchar cuidadosamente a todos: a sus amigos de escuela, sus compañeros Focolari, los ancianos, los habitantes de calle, etc... Por otro lado, hablando de su vida secular, se puede decir que sus días transcurrían normalmente, con los altibajos propios de la adolescencia. 

Años más tarde, con mucho pesar su familia tuvo que mudarse a Savone, lugar donde Clara pudo seguir cursando la educación secundaria, y a propósito de educación, Clara tuvo que repetir un año escolar, lo cual representó un periodo difícil en su corta vida. Sin embargo, a pesar de las circunstancias adversas logró conservar su optimismo, y perseverar en su compromiso con el movimiento de los Focolari, teniendo siempre a Jesús de su lado. 

Chiara era una gran lectora y una deportista apasionada: se sentía plena andando entre el mar y la montaña, practicando patinaje, ciclismo y jugando tenis. No obstante, en 1988 todo cambió de repente: durante un partido de tenis, sintió un dolor muy fuerte en el hombro, por lo que fue trasladada al hospital. Después de haber realizado una serie de exámenes, le anunciaron un terrible diagnóstico: Chiara tenía un cáncer agresivo en el tejido óseo, y su estado era bastante avanzado. Por tal motivo, su médico le realizó la primera operación en la ciudad de Turín, y posteriormente le anunció la gravedad de su enfermedad. Al regresar a su casa, la jovencita sucumbió ante un profundo tormento que, según su madre, duraría unos 25 minutos: durante ese tiempo Chiara luchó por mantener su fe y su alegría a pesar de esta devastadora noticia. No obstante, logró salir victoriosa de ese combate interno, y a partir de ese momento, comenzó a mostrar un optimismo inquebrantable y una fe inconmovible. Lo más hermoso de su difícil historial médico, radica en que Chiara ofreció su dolor a Jesús, y pese a que la ciencia médica había "entregado sus armas", la joven se mantuvo animada y llena de esperanza hasta el final: por ejemplo, se cuenta que desde su habitación seguía donando para una misión en Benín, y que cierto día acogió a sus amigos y jóvenes miembros del movimiento Focolari con el mismo entusiasmo que tenía cuando se comprometió a extender el Evangelio junto a ellos. 

Al ver que su fin se acercaba, Chiara rechazó el tratamiento con morfina, y aunque su sufrimiento se agudizaba, no quiso perder la lucidez que lograba sacar de su dolor, el cual decidió ofrecer a Jesucristo, pues era lo único que le quedaba por entregarle. La joven Chiara fue muy valiente, puesto que al ver sentir que llegaba su hora, en lugar de sentir miedo, organizó sus propias obsequias con ayuda de su familia, y decidió morir completamente vestida de blanco para recibir a Jesús, a quien ella consideraba como “su primer esposo”. Chiara falleció el 7 de octubre de 1990 en la madrugada. Antes de partir definitivamente, dio la autorización para donar sus córneas, la única parte de su cuerpo que no fue afectada por su enfermedad, siento este su último acto de generosidad. El día que la iban a enterrar, una multitud de personas se reunió para despedirse de Chiara Luce, ya que la joven había impactado a muchos con su ejemplo de vida. Incluso actualmente, Chiara sigue impactando al mundo con su legado: Por ejemplo, la misión de Benín tomó su nombre, pues Chiara había pedido que sus donaciones fueran enviadas allí. Además, su historia trascendió hasta el Vaticano, por lo que el 25 de septiembre de 2010 fue proclamada beata en el santuario de Nuestra Señora del Divino Amor, en Roma. 

(Encuentra otras santas y santos en la Guía de Santos de Hozana) 

Frases de la beata Chiara Luce

Se le vuoi tu, Gesù, lo voglio anch’io”    

(“Si tú lo quieres, Jesús, yo también lo quiero”)

Chiara Luce o Clara Luz (en español) recibió muy joven un diagnóstico médico que fácilmente podría de abrumar a más de uno; sin embargo, se mantuvo muy optimista y devota durante toda su enfermedad, e incluso hasta el final de sus días. De hecho, Chiara Lubrich decidió llamarla "Chiara Luce" (Clara Luz) gracias a su confianza absoluta y su amor por Cristo, convirtiéndose así en una luz que ilumina constantemente a sus seres queridos y a los otros miembros de los Focolari. 

¿Quién puede decir lo que Clara pensaba realmente de su situación? Nadie. Pero gracias a sus cartas, las notas en su diario íntimo y los testimonios de sus allegados, podemos recopilar sus palabras, y tener una mejor idea de la hermosa mentalidad de esta jovencita. 

En una carta a Chiara Lubich la jovencita le confesó que había recibido el Evangelio como un regalo de su comunión, y que mientras los leía, se avivó en ella un amor apasionado hacia las santas escrituras:

“Yo no quiero y no puedo permanecer analfabeta de un mensaje tan extraordinario. Así como me es fácil aprender el alfabeto, también debo aprender a vivir el Evangelio.” (1985)

Se dice que Clara iba a menudo a Sasello, para encontrarse con sus amigos en el Bar Gina. Cierto día, cuando su madre le preguntó si hablaba de Dios a sus amigos, la dulce joven respondió: “No, yo no hablo de Dios” y continuó diciendo: “Hablar de Dios no tiene tanta importancia, yo debo darlo a los otros”.

Se sabe que la noticia de su cáncer la afectó profundamente, sin embargo, como lo dijo su madre María Teresa Badano, justo después de su profundo tormento, Clara supo decirle “sí” a Jesús. Desde entonces, en cada etapa dolorosa que debió afrontar, por ejemplo, la pérdida de funcionalidad de sus piernas, Clara Badano repetía su famosa frase: 

“Por ti Jesús, si tú lo quieres, yo también lo quiero”

Por otro lado, en una grabación original, Clara contó un milagro que le sucedió y la llenó nuevamente de valentía: mientras recibía cuidados médicos en el hospital de Turín, más exactamente mientras le realizaban una intervención quirúrgica, la jovencita vio llegar a una mujer, bella y sonriente que le tomó la mano y desapareció tan rápido como había llegado. Parecía que nadie la conocía... Este hecho también le hizo manifestar un profundo agradecimiento al Señor, el cual demostró con las siguientes palabras: 

“ Allí, en ese momento entendí: Si estuviéramos siempre dispuestos a todo, ¡cuántas señales el Señor nos enviaría! También entendí cuantas veces Dios pasa a nuestro lado sin que nos demos cuenta.”

Por último, Clara es un ejemplo para todos nosotros, y a pesar de que no pudo disfrutar de su juventud plenamente, nos dejó tras su muerte un mensaje para sus contemporáneos: 

“Los jóvenes son el futuro. Yo no puedo correr pero quisiera pasarles la llama como en los Juegos Olímpicos. No tienen sino una vida y por esto, vale completamente la pena vivirla.”

De hecho, el día de su fallecimiento su vida se apagó mientras daba su último adiós a su madre: 

“ Chao, sé feliz, porque yo lo soy.”   

Libros y documental para conocerla un poco más

Entérate más sobre la vida de Chiara Luce o Clara Luz leyendo las obras: “Entre cielo y tierra: Chiara Luce Badano cotidiana” por Franz Coriasco, y “De luz en luz: vida de la beata Clara Badano” por Mariagrazia Magrini. También puedes ver el documental de María Amato Calò: “Chiara Luce Badano, un espléndido designio”.