Edith Stein

Biografia

Edith Stein nació el 12 de octubre de 1891 en Breslau, Prusia, en el seno de una familia judía. Y, aunque su educación estuvo marcada por el judaísmo, a medida que fue creciendo se distanció de él y abandonó toda creencia. A raíz de esto, empezó la búsqueda incansable de la verdad y, tras dejar la escuela por un tiempo, retomo los estudios en psicología y filosofía. Gracias a su inteligencia inminente, presentó una tesis sobre la empatía y se convirtió en la primera mujer doctora en filosofía. De hecho, Edith llegó a ser la asistente de Edmund Husserl, fundador de la fenomenología trascendental, y a interesarse en el fenómeno religioso. Además de esto, también se sintió impactada por la fe de varias personas, especialmente la de una mujer que rezaba sola en la iglesia, y la de una amiga viuda que atravesaba un periodo de duelo y mantenía sus fuerzas gracias a su fe. Pero, hubo un suceso que marcó su vida para siempre: en 1921, puso fin a la búsqueda de la fe verdadera al leer la autobiografía de Santa Teresa de Ávila, lo cual la motivó a solicitar el bautismo.

Por otro lado, sus conocimientos filosóficos y su fe le permitieron enseñar durante diez años en el convento dominicano de Speyer, teniendo como objetivo el promover una visión cristiana del ser humano. Sin embargo, con el auge del nazismo se le prohibió enseñar debido a sus raíces judías. Poco tiempo después, en 1933 ingresó en el Carmelo de Colonia y tomó el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Respecto a su vocación, dio testimonio diciendo: “desde hacía casi doce años era el Carmelo mi meta. Desde que en el verano de 1921 cayó en mis manos la “Vida” de nuestra Santa Madre Teresa y puso fin a mi larga búsqueda de la verdadera fe”. De hecho, esta decisión provocó una nueva ruptura con su familia, especialmente con su madre, quien no lograba comprender sus razones. No obstante, Edith, quien se había convertido en hermana carmelita, continuó su crecimiento espiritual, tomando como modelos a San Juan de la Cruz y Santa Teresa del Niño Jesús. Cabe anotar que, esta valiente mujer eligió seguir a Cristo, bajo la señal de la cruz, sin importar el mal que la acechaba, sufriendo los horrores del Nazismo en carne propia. De hecho, en 1938 abandonó Alemania y se dirigió al convento carmelita de Echt, en Holanda, pero, como los obispos holandeses denunciaron las exacciones nazis, las autoridades nacionalsocialistas decidieron deportar a todos los cristianos de origen judío y Edith Stein fue deportada a Auschwitz el 1 de agosto de 1942. Solo algunos días después, es decir, el 9 de agosto del mismo año murió allí en las cámaras de gas nazis.

Sor Teresa Benedicta de la Cruz fue canonizada por el Papa Juan Pablo II el 11 de octubre de 1998 y proclamada co-patrona de Europa en 1999 junto a Santa Brígida de Suecia y Santa Catalina de Siena.

(Encuentra otros santos en la Guía de los Santos de Hozana).

Escritos y espiritualidad de Edith Stein

Sor Teresa Benedicta de la Cruz dejó numerosos escritos que expresan su espiritualidad. De hecho, sus textos nos transmiten sus enseñanzas, tan llenas de luz, para aplicarlas en nuestros tiempos. Entre todos estos escritos, podemos mencionar su Carta al Papa Pío XI, con fecha del 12 de abril de 1933, sus Conferencias, sus Correspondencias, su Testamento, sus Poemas. Cabe destacar que Santa Teresa Benedicta de la Cruz nos transmite su mensaje espiritual a través de sus escritos, cuyas brillantes frases citamos a continuación:

  • Sobre la mujer se expresa diciendo: “La tarea natural de la mujer es evidente: su estructura corporal está predispuesta para la maternidad; es el único ser capaz de traer a la vida más vidas”.
  • Sobre el misterio de la Cruz, Sor Teresa Benedicta de la Cruz escribió en su libro "La Ciencia de la Cruz" que “la muerte de Cruz es el medio de salvación escogido por la Infinita Sabiduría de Dios”.
  • Sobre la Virgen María afirmó que “la imagen pura de la esencia femenina está ante nuestros ojos en la Inmaculada, la Virgen, que estaba llena del Espíritu Santo, el templo en el cual construyó su morada y la plenitud de la Gracia, todos sus dones… Nadie fuera de Ella encarna la naturaleza femenina en su pureza originaria… A su imagen debe mirar toda mujer que quiera alcanzar su especificad”.
  • Sobre la Eucaristía: “Vivir humorísticamente significa salir de las angustias de la propia vida y adentrarse en el horizonte infinito de la vida de Cristo”, en su libro el Misterio de la Navidad.
  • Sobre la vida religiosa y su vocación como carmelita, afirma que : “Crucé el umbral de la Casa del Señor en profunda paz. tenía la sensación de que el Señor me había reservado en el Carmelo lo que sólo aquí podía encontrar”.
  • Sobre la Iglesia y Cristo: en la obra Ser finito y ser eterno, dice: “Por la encarnación del Verbo, la naturaleza humana se llena de vida divina; a través de este desbordamiento de vida, Cristo se convierte, desde el primer momento de su existencia humana, en un espíritu vivificador”.

Ora con Santa Teresa Benedicta de la Cruz

Oración de abandono de Santa Teresa Benedicta de la Cruz

“Déjame Señor,
Seguir ciegamente tus senderos
No quiero buscar comprender tus caminos;
Soy tu hija,
Tú eres el Padre de la sabiduría
Y eres también mi Padre,
Y me guías en la noche;
Llévame a ti.
Señor, que se haga tu voluntad:
Estoy lista!
También si en este mundo
No apagas ninguno de mis deseos,
Tú eres el Señor del tiempo,
El momento te pertenece,
Tu eterno presente quiero hacerlo mío,
Realiza en mi
Lo que en tu Sabiduría prevees:
Si me llamas al ofrecimiento en el silencio,
Ayúdame a responder,
Haz que cierre los ojos
A todo lo que soy,
Para que, muerta a mí misma,
No viva sino para ti.”
Oración a Santa Teresa Benedicta de la Cruz
“Señor, Dios de nuestros padres,
Tú condujiste a Santa Edith Stein
a la plenitud de la ciencia de la Cruz
al momento de su martirio.
Llénanos con el mismo conocimiento;
y, por su intercesión,
permítenos siempre seguir en búsqueda de ti, que eres la suprema Verdad,
y permanecer fieles hasta la muerte
a la alianza de amor ratificada por la sangre de tu Hijo
por la salvación de todos los hombres y mujeres.
Te lo pedimos por nuestro Señor”.