Poemas de Edith Stein

Santa Teresa Benedicta de la Cruz tenía un don para la poesía, por lo cual siguió los pasos literarios de otras grandes figuras del Carmelo como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del Niño Jesús, al escribir varios poemas.

A continuación, te presentamos algunos de sus escritos más conocidos de Edith Stein, que han sido traducidos al español. Hay otros que aún no están disponibles oficialmente en nuestro idioma.

Por otro lado, con Hozana, también puedes descubrir las frases más bellas de Edith Stein y la vida de Edith Stein.

La tempestad

“Señor, ¡cuán altas son las olas, y qué oscura la noche!
¿No querrás iluminarla para mi, que velo solitaria?
Mantén firme el timón, ten confianza y quédate tranquila. Tu barca es preciosa a mis ojos, quiero conducirla a buen puerto.
Aguanta sin desfallecer los ojos fijos en la brújula. Ella ayuda a llegar al final a través de noches y tempestades. La aguja de la brújula de a bordo se estremece pero se mantiene. Ella te mostrará el cabo a donde que quiero verte llegar. Ten confianza y quédate tranquila: a través de noches y tempestades la voluntad de Dios, fiel, te guía si tu corazón está en vela”.

Extracto del poema al Espíritu Santo

"¿Quién eres tú, dulce luz que me llena e ilumina las tinieblas de mi corazón? Tú me conduces como la mano de una madre y si me soltaras,no sabría dar un solo paso.
Tú eres el espacio que envuelve todo mi ser y lo cobija en ti. Abandonado de ti, me hundiría en el abismo de la nada de donde lo has sacado para levantarlo hasta la luz.
Tú, más próximo cercano a mí que no lo estoy yo de mí misma, más íntimo que lo más profundo de mi alma, y sin embargo inalcanzable e inefable, más allá de todo nombre
¡Espíritu Santo, Amor eterno!".

De una novena escrita para Pentecostés

"…os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.”
¿Quién eres, dulce luz que me inundas alumbrando las tinieblas de mi corazón?…
¿Eres Tú el Arquitecto que construye la catedral eterna, que se levanta de la tierra hasta el cielo?
Animadas por ti, se yerguen las columnas a las alturas cimentadas, firmes, inamovibles .
Marcadas con el nombre del Dios eterno buscan la luz, sostienen la cúpula que corona y perfecciona el edificio, tu obra que abarca al mundo entero:
¡Espíritu Santo – mano creadora de Dios!…
¿Eres Tú el dulce cántico de amor, del temor santo que resuena en el trono de la Trinidad, en unión esponsal con todo lo que es? la melodía jubilosa, al unísono que conduce cada miembro hacia la Cabeza, donde cada ser recobra el sentido misterioso de si mismo y jubiloso se derrama en corriente libre, desligada: ¡Espíritu Santo – júbilo eterno!".

Yo permaneceré contigo 

"Yo permaneceré contigo…Tú reinas a la derecha del Padre, en el reino de tu eterna gloria, como la palabra de Dios desde el principio. Tú reinas en el trono del Todopoderoso en forma humana transfigurada desde la culminación de tu trabajo en la tierra.Yo creo en esto porque tu palabra tanto me enseña y porque creo, sé qué alegría me da y qué bendita esperanza florece de ella. Porque donde Tú estás, ahí también están los tuyos el cielo es mi tierra gloriosa comparto contigo el trono del Padre. El eterno que hizo todas las criaturas quien, tres veces santo, abraza a todo ser además tiene un silencioso, especial reino suyo.
La habitación más íntima del alma humana es el lugar favorito de la Trinidad, su trono celestial en la tierra. Para liberar este reino celestial de la mano del enemigo el Hijo de Dios vino como el Hijo del Hombre dio su sangre como el precio de la entrega. En el corazón de Jesús, que fue atravesado, el reino de la tierra y de los cielos se unen.
Aquí está para nosotros la fuente de la vida.Este corazón es el corazón de la Divina Trinidad, y el centro de todos los corazones humanos que nos concede la vida de Dios.Nos atrae hacia sí con poder secretos, nos esconde en el seno del Padre y nos inunda con el Espíritu Santo.
Este corazón, late por nosotros en un pequeño tabernáculo donde permanece misteriosamente escondido en esa quieta, blanca hostia. Ése es tu trono real en la tierra, Oh Señor, que visiblemente has erigido para nosotros y te complaces cuando salgo a su encuentro.
Lleno de amor, Tú hundes tu mirada en la mía y acercas tu oído a mis palabras silenciosas y llenas de paz mi corazón. Aun así tu amor no se satisface con este intercambio que todavía podría conducir a la separación, tu corazón requiere más.
Tú vienes a mí como alimento de la mañana en cada pausa cotidiana. Tu carne y tu sangre se convierten en comida y bebida para mí y algo maravilloso ocurre. Tu cuerpo misteriosamente penetra el mío y tu espíritu se une al mío: no soy más lo que alguna vez fui. Tú vas y vienes pero la semilla que sembraste para futura gloria, permanece enterrada en este cuerpo de polvo.
Un esplendor del cielo se queda en el alma, un brillo profundo se queda en los ojos, una elevación en el tono de voz. Ahí permanece el lazo que une un corazón al otro, el arroyo de vida que brota de la tuya y anima a cada miembro.
¡Qué maravillosos son tus prodigios!
No podemos más que asombrarnos y balbucear y caer silenciosos porque el intelecto y las palabras fracasan. Y yo permanezco contigo".