Frases de Edith Stein

A continuación, te presentamos algunas citas de Edith Stein, una filósofa alemana de origen judío, quien se convirtió al catolicismo, y luego fue monja carmelita. Esta sierva del Señor tomó el nombre de Santa Teresa Benedicta de la Cruz y fue canonizada en 1998. Además, te invitamos a descubrir los poemas más bellos de Edith Stein con Hozana.

7 frases espirituales de Edith Stein

  • El sufrimiento

“Si estamos unidos al Señor, somos miembros del cuerpo místico de Cristo; Cristo continúa viviendo en sus miembros y sufre con ellos; y el sufrimiento soportado en unión con el Señor es su sufrimiento, insertado en la gran obra de la redención y, por eso, fructífero.”

  • La verdad

“He estado siempre muy lejos de pensar que la Misericordia de Dios se redujese a las fronteras de la Iglesia visible. Dios es la verdad. Quien busca la verdad busca a Dios, sea de ello consciente o no.

“La religión no es algo para vivir en un rincón tranquilo y durante unas horas de fiesta, sino que debe ser la raíz y fundamento de toda la vida. Y esto, no sólo para algunos escogidos, sino para todo cristiano que lo sea de verdad.”

  • El poder de la cruz

“Todo hombre tiene que padece y morir, pero si él es un miembro vivo del cuerpo místico de Cristo entonces su sufrimiento y su muerte reciben una fuerza redentora en virtud de la divinidad de la Cabeza.”

  • Rezar en medio de las ocupaciones

“Cuando no es posible obtener la más mínima calma externa, cuando no se tiene una habitación para retirarse, cuando los deberes ineludibles impiden tener una sola hora de silencio, entonces es necesario por lo menos retirarse en sí mismo y correr hacia el Señor, aunque sea los segundos que dura un parpadeo, pues Él está ahí y puede darnos lo que necesitamos en un abrir y cerrar de ojos.”  (Traducido del francés por Hozana).

“He llegado a la conclusión de que hay que dar a la vida interior el alimento que necesita, sobre todo cuando la actividad exterior es mucha”.

  • La gracia de la meditación

“Lo que Dios obra en su interior durante las horas de meditación no se percibe a simple vista. Pero se supone una gracia tan grande, que todas las demás horas de la vida están agradecidas e influidas por este tiempo de meditación”.

  • El Espíritu Santo

“¿Quién eres tú, dulce luz, que me llename ilumina la oscuridad de mi corazón? 
Me conduces como una mano maternal y si te consintieras irte de mí, no sabría cómo dar un paso más. Tú eres el espacio que abraza mi existencia y la sepulta en ti, lejos de Ti se hunde en el abismo de la nada, desde donde la elevaste a la luz. Tú, más cerca de mí que yo a mí mismo y más íntimo que mi más profundo interior, todavía implacable e intangible y más allá de todo nombre: ¡Espíritu Santo amor eterno!”

  • La Virgen María

“La imagen pura de la esencia femenina está ante nuestros ojos en la Inmaculada, la Virgen, que estaba llena del Espíritu Santo, el templo en el cual construyó su morada y la plenitud de la gracia, todos sus dones. Ella no quiso ser otra cosa que la esclava del Señor, la puerta cuyo través pudiese entrar en la humanidad, pues no solo por sí misma, sino por su "dulce retoño" había ella de volvernos a traer la salvación perdida.”

“Como madre de Dios y madre de todos los hijos de Dios, ella está elevada sobre todos los seres humanos al trono de la gloria, y con ella la condición misma de madre es santificada; como Virgen, muestra la belleza incomparable y la condición de grata a Dios, a la vez que la condición fructífera de la pureza virginal; como reina, la fuerza victoriosa del amor servicial y la pureza inmaculada. A su imagen debe mirar toda mujer que quiere alcanzar su especificidad.”

  • La mujer

“En la experiencia, se revela sensible a las realidades personales, a la armonía, a la globalidad (…). La atención de la mujer se centra así naturalmente en las personas, mientras que la experiencia nos muestra que los hombres aspiran más a la eficacia externa para concentrarse en acciones objetivas (…). El alma femenina vive con más fuerza y está más presente en todas las partes de su cuerpo. Ella se conmueve internamente por todo lo que le sucede, mientras que en el hombre el cuerpo tiene más el carácter de una herramienta, que le sirve en su trabajo, lo que implica un cierto distanciamiento”.

Toda mujer que vive a la luz de la eternidad puede responder a su vocación, no importa si es en el matrimonio, en una comunidad religiosa o en una profesión en el mundo”.

En caso de necesidad, toda mujer normal y sana puede dedicarse a una profesión. No hay ninguna profesión que no pueda ser ejercida por una mujer.”

Dos extractos de textos de Edith Stein

Edith Stein nos dejó una serie de escritos que desarrollan su pensamiento filosófico y muestran su mensaje espiritual. A continuación, algunos extractos de sus textos tan conocidos.

Carta de Edith Stein al Papa Pío XI

"Desde hace semanas, no solamente los judíos, sino miles de auténticos católicos en Alemania, y creo que en el mundo entero, esperan y confían en que le Iglesia de Cristo levante la voz para poner término a este abuso del nombre de Cristo. Esa idolatría de la raza y del poder del Estado, con la que, día a día, se machaca por radio a las masas, ¿acaso no es una patente herejía? ¿No es la guerra de exterminio contra la sangre judía un insulto a la sacratísima humanidad de nuestro Redentor, a la santísima virgen y a los apóstoles? ¿No está todo esto en absoluta contradicción con el comportamiento de Nuestro Señor y Salvador quien aún en la Cruz rogó por  sus perseguidores? ¿Y no es esto una negra mancha en la crónica de este Año Santo que debería ser un año de paz y de reconciliación?” (12 de abril de 1933)

El testamento de Edith Stein

“Desde ahora acepto con alegría, y con absoluta sumisión a su santa voluntad, la muerte que Dios ha preparado para mí. Pido al Señor que acepte mi vida y también mi muerte en honor y gloria suyas; por todas las intenciones del Sagrado Corazón de Jesús y de María; por la Santa Iglesia y, especialmente, por el mantenimiento, santificación y perfección de nuestra Santa Orden, en particular los conventos Carmelitas de Colonia y Echt; en expiación por la falta de fe del pueblo judío y para que el Señor sea acogido por los suyos; para que venga a nosotros su Reino de Gloria, por la salvación de Alemania y la paz en el mundo. Finalmente, por todos mis seres queridos, vivos y muertos, y todos aquellos que Dios me dio. Que ninguno de ellos tome el camino de la perdición."