Milagros de Santa Rita

Santa Rita de Casia es sin duda una de las santas más veneradas, y no por casualidad, pues los milagros obtenidos por su intercesión son innumerables. Es cierto que, a lo largo de su vida, Rita obtuvo grandes gracias del Señor, pero después de su muerte, los milagros se multiplicaron aún más: los ciegos veían, los mudos hablaban, los enfermos que estaban a punto de morir se sanaban, etc. De hecho, lo sucedido, durante y después de su vida, hizo que esta santa taumaturga se convirtiera en la patrona de las causas perdidas y desesperadas, en otras palabras, en ¡la abogada de lo imposible!... 

Con Hozana, descubre los sucesos extraordinarios que marcaron la vida de Santa Rita y los testimonios de curaciones que sucedieron en su tumba.

 

Los milagros en la vida de Santa Rita

El nacimiento de Santa Rita

Los padres de Santa Rita eran una pareja santa, caritativa, orantes fervientes y dos seres que se amaban incondicionalmente. No obstante, sufrían al no tener hijos. Un día, mientras su madre Aimée Ferri rezaba fervientemente por esta intención, tuvo la revelación de que el Señor había sido tocado. Y, efectivamente, nueve meses después, la pareja experimentó la alegría de recibir una preciosa niña, que llamaron Rita, diminutivo de Margarita.

El milagro de las abejas

Mientras trabajaban en el campo, sus padres colocaron a la pequeña Rita en una cesta, al pie de un frondoso árbol, donde pronto estuvo rodeada de abejas. Uno de los campesinos, que se había herido la mano trabajando, regresó cerca del lugar donde estaba la bebé y la encontró cubierta de abeja, incluso, algunas ya se habían metido en su boquita. Sin embargo, para sorpresa de todos, las abejas no le hicieron ningún daño, y lo que es más asombroso aún, el campesino volvió a mirar su mano y se dio cuenta de que su herida estaba completamente sana. De hecho, cuando Rita se convirtió en monja, unas abejas parecidas se instalaron en el monasterio. 

El milagro de la vid

La Hermana Rita obedecía a la Madre Superiora en todos los sentidos, y para probarla, esta le pidió que regara todos los días una cepa de vid seca. A pesar de la burla, Rita se tomó este trabajo muy a pecho. Después de un año ocurrió el milagro: la rama muerta reverdeció, creció y dio un excelente fruto. Esta rama todavía está viva en el convento de Casia y lleva más de quinientos años produciendo uvas de una calidad excepcional.

El milagro de las rosas

Cuando aún era monja y estaba postrada en cama, la hermana Rita pidió a una visitante que le trajera una rosa de su jardín. Ella se fue pensando que la hermana estaba delirando, pues estaban en pleno invierno. Sin embargo, cuando ya se le había olvidado la petición de la enferma, pasó por el frente del antiguo jardín de Rita, y para su sorpresa, vio una rosa espléndida que había florecido. Esto sucedió nuevamente con dos higos que maduraron en invierno.

El milagro de la espina en la frente

Mientras rezaba intensamente y recordaba la pasión del Señor, Rita pidió compartir con Jesús el dolor de una espina perteneciente a su corona de espinas. Y su petición fue respondida de inmediato, ya que una espina se desprendió del crucifijo y se enterró profundamente en la frente de Rita, dejándole en su rostro una herida muy dolorosa, la cual sería su estigma, casi que de por vida. De hecho, solo se curó durante su peregrinación a Roma; de resto, se mantuvo abierta durante los catorce años que Rita vivió después del suceso, es decir, esta herida milagrosa nunca sanó, incluso, hoy en día la herida permanece visible en sus restos, los cuales milagrosamente se mantienen en un excelente estado de conservación, y siguen desprendiendo un delicioso aroma cuando se abre la urna en la que reposan.

 

Milagros después de la muerte de Santa Rita

Justo después de la muerte de Santa Rita, comenzaron a suceder prodigios por doquier: muchas personas la vieron ascender a la gloria; la campana del monasterio comenzó a sonar sin que nadie la tocara, la herida de su frente se curó y sólo dejó una hermosa cicatriz, su cuerpo esparció un delicioso perfume y su rostro se mostraba mucho más bello que de costumbre. De hecho, una hermana que se había inclinado para besarla, gritó de inmediato que había sucedido un milagro, pues su brazo paralizado había recuperado su movilidad.

Por lo anterior, una multitud proveniente de toda la región deseaba venerar el cuerpo de aquella mujer que ya era conocida como "la santa de Roccaporena"; para ello se preparó un ataúd especial, abierto, y allí se colocaron sus restos. Cabe resaltar que el cuerpo de Rita permaneció bello, suave y perfumado. Por otro lado, muchos milagros ocurrieron por medio de esta sierva del Señor, cuya intercesión era bastante poderosa en la tierra. Estos milagros fueron consignados en un registro, y a continuación te presentamos algunos de ellos: 

  • En 1457, año de la muerte de Rita, una joven muda de nacimiento fue llevada a la tumba de la santa para que le rezara fervientemente. Al poco tiempo, y ante el asombro de todos, la jovencita comenzó a recitar el Ave María sola.
  • Ese mismo año, una mujer llamada Lucía, que era ciega de un ojo y no veía bien por el otro,  acudió a rezar a la tumba de Casia. Tras quince días de oración, se curó totalmente y recuperó la visión en ambos ojos. 
  • Uno de los milagros que llevaron a la canonización de Santa Rita fue el de Isabel Bergamini. Esta mujer tenía viruela y se estaba quedando ciega. Sus padres la llevaron a Casia para rezar a Santa Rita, y, cuatro meses después, la niña recuperó la vista. 
  • El otro milagro presentado para la causa de canonización fue el de Cosma Pellegrini, una mujer que padecía una enfermedad incurable y estaba a punto de morir. El milagro sucedió cuando ella tuvo una visión en la que veía a Santa Rita saludándola: inmediatamente recuperó todas sus fuerzas y contrariamente a los pronósticos, siguió viviendo otros años más.

Después de su muerte, los testimonios de las gracias recibidas por la intercesión de Santa Rita son cada vez más numerosos e incesables, como lo prueban los cientos de exvotos que las personas dejan en la basílica de Cascia en Italia.