¡Que tire la primera piedra aquel que nunca se ha enojado!... Para ser honestos, todos hemos experimentado ese sentimiento de molestia o irritación ante una acción o persona que nos ha disgustado. Sin embargo, como cristianos, la Biblia nos anima a no justificar ni aceptar un temperamento colérico, sino a desarrollar un espíritu tranquilo y pacífico, pero esto no siempre es tarea fácil… Debemos tener presente que responder bien y gestionar el enojo no solo se consigue teniendo una buena voluntad, sino que es necesario reconocer nuestras limitaciones y pedirle a Dios su gracia, para no caer en la tentación de la ira. Afortunadamente, Dios conoce y entiende nuestra debilidad, y nos da su Palabra para ayudarnos a superar y vencer cualquier sentimiento de enojo que podamos tener. Tengamos el valor de renunciar a la ira, a través de estos que contienen 5 promesas de Dios dirigidas a quienes deciden buscar la paz y la calma para su corazón.
“Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados, dando así ocasión al demonio.” (Efesios 4:26-27)
“Ciudad desmantelada y sin muralla es el hombre que no domina su genio.” (Proverbios 25:28)
“Descansa en el Señor y espera en él; no te exasperes por el hombre que triunfa, ni por el que se vale de la astucia para derribar al pobre y al humilde. Domina tu enojo, reprime tu ira; no te exasperes, no sea que obres mal; porque los impíos serán aniquilados, y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.” (Salmos 37:7-9)
“Que su elegancia no sea el adorno exterior –consistente en peinados rebuscados, alhajas de oro y vestidos lujosos– sino la actitud interior del corazón, el adorno incorruptible de un espíritu dulce y sereno. Esto le vale a los ojos de Dios.” (1 Pedro 3:3-4)
“El que tarda en enojarse vale más que un héroe, y el dueño de sí mismo, más que un conquistador.” (Proverbios 16:32)
A menudo, abandonar la ira para disfrutar la paz y la alegría de Cristo requiere recorrer un camino, que puede parecer largo y complejo. No obstante, la oración nos ayuda a hacerlo. Hozana es consciente de la importancia de la oración y te sugiere para acompañarte en este viaje espiritual mediante:
¡No te dejes vencer por el mal y ora con nosotros hoy mismo!
Aquí tienes tres salmos para expresar tu ira y acoger el apaciguamiento de Dios:
En los Evangelios, en una ocasión se ve a Jesús enfadado con los mercaderes del Templo:
«Después Jesús entró en el Templo y echó a todos los que vendían y compraban allí, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas. Y les decía: "Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones"». (Mateo 21, 12-13)
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. (Salmo 51, 12)
La de San Francisco de Asís:
"Señor, hazme instrumento de tu paz,
Donde haya odio, que yo lleve el amor.
Donde haya ofensa, que yo muestre perdón.
Donde haya discordia, que yo lleve la unidad.
Donde haya error, que yo lleve la verdad.
Donde haya duda, que yo lleve la fe.
Donde haya desesperación, que yo lleve la esperanza.
Donde haya oscuridad, que yo lleve la luz.
Donde haya tristeza, déjame llevar alegría.
Oh Señor, que no busque tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque es dando como recibimos,
es olvidando como nos encontramos,
es perdonando como somos perdonados,
es muriendo como resucitamos a la vida eterna".