¡Amor! Una palabra con cinco letras de la cual todo el mundo habla. De hecho, si hablamos y oímos hablar tanto del amor, es porque Dios lo ha convertido en una necesidad vital para el hombre. Sin importar nuestra edad, origen o nuestra categoría socioprofesional, todos tenemos esa necesidad de amar y ser amados. Afortunadamente, en Jesús podemos encontrar ese amor que nos llena en plenitud. Tengamos en cuenta que, la gracia divina no es como el amor humano, y en algunos pasajes de la Biblia podemos descubrir que Dios mismo es amor: Él no se cansa de perdonarnos, animarnos, consolarnos y cuidarnos. Cuando entendemos el gran amor de Dios, no solo fortalecemos nuestra confianza en Dios y en nosotros mismos, sino que también aprendemos a amar a los demás tal como son.
Hozana conoce la importancia del amor y te propone descubrir las promesas bíblicas de algunos que te ayudarán a comprender mejor la profundidad del amor de Dios por nosotros.
“De lejos se le apareció el Señor: Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad.”(Jeremías 31:3)
“Porque tú eres de gran precio a mis ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio de ti y pueblos a cambio de tu vida.” (Isaías 43:4)
“ Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1:14)
“Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
“Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos. Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. Como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.” (Juan 15:6-11)
“Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.” (1 Juan 4:10)
“¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él.” (1 Juan 3:1)
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros.” (Juan 13:34)
“El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás.” (1 Corintios 13:4-7)
“Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.” (1 Corintios 13:3)
“Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.” (Romanos 8:38-39)
En Hozana, encontrarás (retiros en línea, novenas, itinerarios espirituales y muchas otras propuestas) para que puedas caminar con Dios y abrirte cada vez más a su amor infinito. Por ejemplo, puedes:
Es difícil comprender la inmensidad y el poder del amor de Dios por la humanidad, pero un pasaje de la carta a los Efesios nos muestra el camino: “Que Cristo habite en sus corazones por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad; en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios”. (Efesios 3:17-19)
Amar a Dios es también amar al prójimo y servir a los más débiles: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros”. (Juan 13:34) Y también significa querer hacer su voluntad: “El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga, porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe”. (1 Juan 5:3-4)
El amor de Dios es incondicional porque no tenemos que hacer nada para merecerlo. Nos ama tal como somos, con nuestras limitaciones, nuestras imperfecciones, nuestra pequeñez. Él muestra este amor incondicional ofreciendo la salvación a cualquiera que la desee. Tampoco tenemos que hacer nada para “merecer la salvación”. “Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. (Juan 3:16:17)