Jacob

Quizá has notado que, en el Antiguo Testamento, cuando Dios se dirige a su pueblo se presenta muy a menudo como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Este nombre de Dios proviene de la Alianza que hizo con estos tres servidores, la cual se extendió a todo el pueblo judío. Te invitamos a descubrir la historia de Jacob, hijo de Isaac, a continuación.

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¿Quién fue Jacob en la Biblia?

Jacob, hijo de Isaac y Rebeca

Jacob nació de la unión entre Isaac y su esposa Rebeca, junto a su hermano gemelo Esaú, y debido a que durante el parto se aferró fuertemente al talón de su hermano, recibió el nombre de Jacob, que en hebreo significa "el que toma por el talón""el que suplanta". Al respecto, la Biblia narra que incluso antes de nacer, ya el Señor se lo había advertido a Rebeca, diciendo: “En tu seno hay dos naciones, dos pueblos se separan desde tus entrañas: uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor” (Génesis 25:23).

Las esposas de Jacob

Jacob se casó con Lea y Raquel, las dos hijas de su tío Labán, el hermano de su madre. Al respecto, la Biblia dice que Jacób estaba enamorado de Raquel, la menor, por lo que tuvo que trabajar durante 14 años para casarse con ella, debido a que, en un primer momento, Labán lo engañó y le dio a Lea como esposa y no a Raquel, al cumplir con sus 7 años de trabajo. De este modo lo obligó a trabajar otros 7 años más por la mujer que amaba. 

Jacob, el usurpador

La historia de Jacob está llena de engaños y artimañas: primero, tomó la primogenitura de su hermano al convencerlo de cambiarla por un plato de lentejas. Posteriormente, robó la bendición de su hermano, haciéndose pasar por él ante Isaac, su padre. Unos años más tarde, su suegro Labán comenzó a explotarlo y lo hizo trabajar como pastor durante unos 20 años. Sin embargo, cuando llegó el momento de partir, Jacob ideó una técnica que le permitió engañar a su suegro y marcharse con los mejores animales de su rebaño.  

Jacob se convierte en Israel

El Señor cambió el nombre de Jacob por Israel, después de luchar con el ángel de Dios durante una noche entera. A decir verdad, cuando el ángel quiso marcharse, Jacob le insistió para que lo bendijera, y fue así como recibió el nombre de Israel, que significa “Dios prevalece”“el que lucha con Dios”

Los hijos de Jacob

Jacob tuvo doce hijos y una hija con sus dos esposas y dos concubinas. De hecho, de sus doce hijos nacieron las doce tribus de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín. 

Jacob y José

La Biblia dice que José era el hijo favorito de Jacob, porque era el hijo de su vejez. Sin embargo, por celos, sus hermanos lo vendieron e hicieron creer a su padre que lo había matado un animal salvaje. No obstante, al final de su vida, Jacob encontró a su hijo, sano y salvo, y ocupando el cargo de gobernador de Egipto. Fue así como José pudo cuidar de su padre hasta el día de su muerte.

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Principales episodios de la vida de Jacob, hijo de Isaac

Jacob, hermano de Esaú

“El que salió primero era rubio, y estaba todo cubierto de vello, como si tuviera un manto de piel. A este lo llamaron Esaú. Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú. Por ello lo llamaron Jacob. Cuando nacieron, Isaac tenía sesenta años. Esaú vende su derecho de hijo primogénito. Los niños crecieron. Esaú se convirtió en un hombre agreste, experto en la caza. Jacob, en cambio, era un hombre apacible y apegado a su carpa”. (Génesis 25:25-27).

La primogenitura

“En cierta ocasión, Esaú volvió exhausto del campo, mientras Jacob estaba preparando un guiso. Esaú dijo a Jacob: «Déjame comer un poco de esa comida rojiza, porque estoy extenuado». Fue por eso que se dio a Esaú el nombre de Edom. Pero Jacob le respondió: «Dame antes tu derecho de hijo primogénito». «Me estoy muriendo», dijo Esaú. «¿De qué me servirá ese derecho?». Pero Jacob insistió: «Júramelo antes». El se lo juró y le vendió su derecho de hijo primogénito” (Génesis 25:29-33).

La bendición robada

“Jacob se presentó ante su padre y le dijo: «¡Padre!». Este respondió: «Sí, ¿quién eres, hijo mío?». «Soy Esaú, tu hijo primogénito, respondió Jacob a su padre, y ya hice lo que me mandaste. Por favor, siéntate y come lo que cacé, para que puedas bendecirme»” (Génesis 27:18-19).

Betel: la visión de la escalera

“De pronto llegó a un lugar, y se detuvo en él para pasar la noche, porque ya se había puesto el sol. Tomó una de las piedras del lugar, se la puso como almohada y se acostó allí. Entonces tuvo un sueño: vio una escalinata que estaba apoyada sobre la tierra, y cuyo extremo superior tocaba el cielo. Por ella subían y bajaban ángeles de Dios. Y el Señor, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde estás acostado. Tu descendencia será numerosa como el polvo de la tierra; te extenderás hacia el este y el oeste, el norte y el sur; y por ti y tu descendencia, se bendecirán todas las familias de la tierra. Yo estoy contigo: te protegeré dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta haber cumplido todo lo que te prometo». Jacob se despertó de su sueño y exclamó: «¡Verdaderamente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía!». Y lleno de temor, añadió: «¡Qué temible es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo». A la madrugada del día siguiente, Jacob tomó la piedra que le había servido de almohada, la erigió como piedra conmemorativa, y derramó aceite sobre ella. Y a ese lugar, que antes se llamaba luz, lo llamó Betel, que significa «Casa de Dios»” (Génesis 28:11-19).

El trabajo de Jacob en casa de Labán

“Pero Labán le respondió: «Si quieres hacerme un favor, quédate conmigo. Yo he llegado a saber, por medio de la adivinación, que el Señor me bendijo gracias a ti. Por eso, siguió diciendo, fíjame tú mismo el salario que debo pagarte». Entonces Jacob añadió: «Tú sabes bien cómo te he servido, y cómo prosperó tu hacienda gracias a mis cuidados. Lo poco que tenías antes que yo llegara se ha acrecentado enormemente, ya que el Señor te bendijo gracias a mí. Pero ya es hora de que también haga algo por mi propia casa»” (Génesis 30:27-30).

La lucha de Jacob con el ángel

“Luego dijo: «Déjame partir, porque ya está amaneciendo:. Pero Jacob replicó: «No te soltaré si antes no me bendices». El otro le preguntó: «¿Cómo te llamas?», «Jacob», respondió. El añadió: «En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido»” (Génesis 32:27-29).

La ira de Esaú se apacigua

“Jacob alzó los ojos, y al ver que Esaú venía acompañado de cuatrocientos hombres, repartió a los niños entre Lía, Raquel y las dos esclavas. Puso al frente a las esclavas con sus niños, luego a Lía y a sus hijos, y por último a Raquel y a José. Después se adelantó él personalmente, y antes de enfrentarse con su hermano, se postró en tierra siete veces. Pero Esaú corrió a su encuentro, lo estrechó entre sus brazos, y lo besó llorando” (Génesis 33:1-4).

Jacob fue engañado por sus hijos 

“Entonces tomaron la túnica de José, degollaron un cabrito, y empaparon la túnica con sangre. Después enviaron a su padre la túnica de mangas largas, junto con este mensaje: «Hemos encontrado esto. Fíjate bien si es la túnica de tu hijo, o no». Este, al reconocerla, exclamó: «¡Es la túnica de mi hijo! Un animal salvaje lo ha devorado. ¡José ha sido presa de las fieras!». Jacob desgarró sus vestiduras, se vistió de luto y estuvo mucho tiempo de duelo por su hijo” (Génesis 37:31-34).