Los 10 mandamientos

Tradicionalmente, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento se atribuyen a Moisés, por lo que se conocen como la Ley de Moisés. Estos escritos, que también se llaman "10 mandamientos"“diez palabras de Dios” o  preceptos de la ley divina, fueron escritos por el "dedo de Dios" en las Tablas de la Ley, y presentan las directivas de Dios para su pueblo. En la Biblia, el pasaje bíblico de Éxodo 20 presenta la escena en la que Moisés descendió del Monte Sinaí y mostró "el decálogo" al pueblo. Te invitamos a descubrir cuáles son los diez mandamientos de Dios, y a conocer mejor los dos mandamientos principales que los resumen en la Biblia.

Las tablas de la ley en el libro de Éxodo

“1 Entonces Dios pronunció estas palabras:
 2 Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar en esclavitud.
 3 No tendrás otros dioses delante de mí.
 4 No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.
 5 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen;
 6 y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.
 7 No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.
 8 Acuérdate del día sábado para santificarlo.
 9 Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas;
 10 pero el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades.
 11 Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo.
 12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
 13 No matarás.
 
14 No cometerás adulterio.
 15 No robarás.
 16 No darás falso testimonio contra tu prójimo.
 17 No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca” 
(Éxodo 20:1-17).

Los dos mandamientos principales

Ama al Señor tu Dios

Cuando un escriba le preguntó a Jesús “(...) «¿Cuál es el primero de los mandamientos?». Jesús respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:28-30). Amar a Dios es el mandamiento más grande. Pero, ¿qué quiere decir esto concretamente? El apóstol Juan respondió a esta pregunta diciendo: “Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). De este modo, se puede decir que amar a Dios es aceptar, creer y recibir su gran amor por nosotros. Cuando creemos que: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Juan 3:16), empezamos a amar a Dios en respuesta a su gran amor. 

Ama a tu prójimo como a ti mismo

El libro de Marcos nos deja ver que Jesús agregó estas palabras al discurso que dio al escriba: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos”. (Marcos 12:31). Además, Jesús también contó la parábola del buen samaritano, para mostrarnos cómo poner en práctica el amor al prójimo. De hecho, cuando amamos a los demás, no somos indiferentes a su aflicción, sino que nos detenemos para ofrecerles nuestro tiempo, nuestra atención, e incluso nuestro dinero para que sean felices. Por lo tanto, es necesario que pidamos la gracia de Dios para poder caminar cada día con este pensamiento: “Todos los que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas” (Mateo 7:12).