Caín y Abel

En Génesis, el primer libro de la Biblia, encontramos el relato sobre el origen de la humanidad. De hecho, el Antiguo Testamento comienza su narrativa presentando la creación del cielo, la tierra y de los primeros hombres, Adán y Eva, por medio de la Palabra de Dios. Este libro también nos muestra las terribles consecuencias de su desobediencia, que trajo el pecado al mundo. Además, la Biblia relata que Caín, el primer hijo de Adán y Eva, mató a su propio hermano Abel por envidia.
Te invitamos a descubrir la historia de Caín y Abel, la cual expone todo el daño que puede causar un corazón celoso.

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 La historia de Caín y Abel en el libro de Génesis

“1 El hombre se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. Entonces dijo: «He procreado un varón, con la ayuda del Señor».
2 Más tarde dio a luz a Abel, el hermano de Caín, Abel fue pastor de ovejas y Caín agricultor.
3 Al cabo de un tiempo, Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo,
4 mientras que Abel le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda,
5 pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró muy resentido y agachó la cabeza.
6 El Señor le dijo: «¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja?
7 Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo».
8 Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera». Y cuando estuvieron en el campo, se abalanzó sobre su hermano y lo mató.
9 Entonces el Señor preguntó a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?». «No lo sé», respondió Caín. «¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?».
10 Pero el Señor le replicó: «¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia mí desde el suelo.
11 Por eso maldito seas lejos del suelo que abrió sus fauces para recibir la sangre de tu hermano derramada por ti.
12 Cuando lo cultives, no te dará más su fruto, y andarás por la tierra errante y vagabundo»”. (Génesis 4:1-12). 

Guarda tu corazón más que nada

La Palabra de Dios nos deja ver que Caín mató a Abel porque vio que su ofrenda fue aceptada por el Señor, mientras que la suya fue rechazada. Entonces, como estaba celoso del éxito de su hermano, aprovechó que estaban solos para matarlo. Quizá esta reacción nos pueda parecer desproporcionada, sin embargo, el propio Jesús nos dijo al respecto: “Del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las difamaciones” (Mateo 15:19). Además, la Biblia nos dice que: “(...) El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Por lo anterior, podemos decir que lo que inicialmente era solo un sentimiento de celos, se convirtió poco a poco en un impulso asesino, puesto que Caín abrió la puerta de su corazón y dejó que este sentimiento lo invadiera completamente.

Dios nos dio este mandamiento en el libro de los Proverbios: “Con todo cuidado vigila tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida” (Proverbios 4:23). Por eso, si dejamos que las pasiones impuras crezcan en nuestro interior, acabarán arraigándose en nuestra vida y destruyéndonos completamente, pero cuando alimentamos pensamientos de vida en nuestro corazón, veremos cómo dan fruto en nosotros.