recibió varias revelaciones divinas a lo largo de su vida. Esta maravillosa santa nos revela las peticiones y promesas que Jesús le hizo, mediante una colección de obras titulada Revelaciones. Esta última contiene páginas que revelan el gran amor de Cristo por la humanidad, así como las oraciones y devociones para honrar su sacrificio, es decir, y los 7 Padre Nuestro de Santa Brígida.
Durante una de sus apariciones, Jesús hizo alusión a su martirio y reveló a Santa Brígida una forma de honrarlo a través de 15 oraciones, las cuales se debían rezar durante un año.
"Recibí 5480 golpes en mi cuerpo. Si quieres honrarlos con alguna veneración, dirás 15 , 15 y las que te enseñaré, durante todo un año... Transcurrido el año, habrás venerado cada uno de mis heridas".
A cambio de estas oraciones, Jesús no solo promete gracias a la persona que reza, sino también a las almas. De hecho, estas 15 oraciones también permitirán salvar 15 , confirmar 15 justos y convertir 15 corazones.
Además, Jesús también le reveló siete meditaciones: los siete Padre Nuestro, a los cuales se asocia la siguiente promesa:
"Sabed que concederé a quienes recen, durante doce años, siete padrenuestros y y las siguientes oraciones en honor de mi Preciosa Sangre, las siguientes cinco gracias:
“Oh, Jesús, deseo rezar ahora estas siete oraciones uniéndolas al amor con el que Tú santificaste esta oración en Tu corazón. Tómalas de mis labios y llévalas hasta Tu , mejóralas y complétalas para que brinden honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú deseas. Que se derramen sobre Tu santa humanidad para la glorificación de Tus dolorosas heridas y Tu preciosísima Sangre”.
Debes rezar:
"Padre Eterno, a través de las manos inmaculadas de la y del Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y las primeras gotas de sangre derramadas por Jesús siendo niño durante la circuncisión, como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, y como contra los pecados mortales, especialmente contra aquellos que puedan cometer mis familiares".
Debes rezar:
", a través de las manos inmaculadas de la Virgen María y del Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento que el Corazón de Jesús experimentó en el Huerto de los Olivos, y cada gota de su sudor de sangre como expiación de mis pecados de corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno".
Debes rezar:
"Padre Eterno, a través de las manos inmaculadas de la Virgen María y del Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre derramada durante la flagelación de Jesús, como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad y como protección contra tales pecados. Que sirvan para ayudarme a conservar mi pureza e inocencia, al igual que la de mis familiares. Padrenuestro, avemaría y gloria".
Debes rezar:
"Padre Eterno, a través de las manos inmaculadas de la Virgen María y del Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús que se derramó durante y, después de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reino de Cristo aquí en la tierra".
Debes rezar:
"Padre Eterno, a través de las manos inmaculadas de la Virgen María y del Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino de la Cruz, especialmente la santa herida en su hombro y su preciosísima sangre, como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de la lengua. Como protección contra este tipo de pecados, y para amar verdaderamente a la cruz".
Debes rezar:
"Padre Eterno, a través de las manos inmaculadas de la Virgen María y del Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a tu Hijo subido y clavado en la cruz; el extremo dolor de su cuerpo y de su alma; su extrema pobreza y su perfecta obediencia; las heridas de sus manos y sus pies y los tres hilos de su preciosísima sangre, esa que derramó allí por nosotros. Las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las misas que se celebran hoy aquí en la tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas en las órdenes religiosas; como reparación de mis pecados y los del mundo entero; y los moribundos (aquí se puede nombrar a todas aquellas personas amadas y que están enfermas o cerca de la muerte), por todos nuestros sacerdotes y laicos, por las intenciones del papa, , por el fortalecimiento de la fe, por nuestro país y sus dirigentes, por la unión de todas las naciones en Cristo, su Iglesia y por la diáspora de los judíos."
Debes rezar:
"Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que brotaron de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre del costado de Cristo, lávame de todas mis culpas de pecado y lava las de todos los hombres! ¡Agua del costado de Cristo, lávame de las penitencias y castigos del pecado y extingue las llamas del purgatorio para mí y para todas las almas de los pobres difuntos que moran en el Purgatorio. Amén”.
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