Bienaventuranzas

Al comienzo de su ministerio en la tierra, Jesús pronunció el Sermón del Monte o de la Montaña, que se encuentra en el Evangelio de Mateo. De hecho, en el Evangelio de Lucas encontramos una enseñanza similar llamada "Sermón de la Llanura". En él, Jesús se refiere a varios temas para guiarnos hacia la verdadera alegría que causa el permanecer en Dios.

Para los católicos, cada uno de los versículos de este pasaje representan un camino hacia la santidad. Cabe descacar que cada versículo comienza con felices (o bienaventurados y dichosos, en algunas traducciones) para enfatizar el gozo de Dios en nuestras vidas.

Extracto del Sermón del Monte en el Evangelio de Mateo

“1 Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
 2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
 3 «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
 4 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
 5 Felices los afligidos, porque serán consolados.
 6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
 7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
 8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.

9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
 10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
 11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
 12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
 13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
 14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
 15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
 16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”
(Mateo 5:1-16) 

Eres la luz del mundo

Jesús enseñó esta palabra a una multitud de personas pertenecientes a todas las clases sociales, incluyendo a personas que no tenían mucha riqueza material o sabiduría. Con estas palabras, Jesús nos revela que los creyentes tenemos un gran valor. Tengamos en cuenta que, actualmente nosotros también somos parte de esa multitud que escucha a Jesús, y recordemos que así como la luz es indispensable para la vida, la sal es necesaria para dar sabor, la vida de fe y justicia de un hijo de Dios también son indispensables para este mundo. El Señor finaliza esta parte diciéndonos que no debemos tener miedo de mostrar lo que somos, porque de esta manera reflejaremos a Dios.

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