Peregrinos de Emaús

En el Evangelio de Lucas encontramos el relato del encuentro entre Jesús resucitado y dos de sus discípulos en el camino de Emaús. De hecho, ese fue el momento en que ellos pudieron ver al Cristo resucitado, pero no lo reconocieron. A decir verdad, este pasaje de la Biblia revela que en realidad los discípulos estaban tristes y desanimados porque no creían en la resurrección de Jesús. Acompañemos a los peregrinos de Emaús y descubramos cómo las palabras de Jesús y el pedazo de pan les permitieron reconocer finalmente al Señor.

La historia de los peregrinos de Emaús

“13 Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén.
14 En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.
16 Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
17 Él les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste,
18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!».
19 «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo,
20 y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.
21 Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.
22 Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro
23 y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron».
25 Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
26 ¿No será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?»
27 Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él.
28 Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
29 Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos.
30 Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio.
31 Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.
32 Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».
33 En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,
34 y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!».
35 Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” (Lucas 24: 18-35).

¿Quién dices que soy?

La respuesta a esta pregunta determina nuestra actitud y el valor que damos a las palabras de Jesús. Para los peregrinos de Emaús, Jesús era “un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo” (Lucas 24:19). Tengamos en cuenta que, si creemos que Jesús es sólo un profeta, su muerte será sinónimo de tristeza, porque Dios no dijo que iba a resucitar un profeta, sino a Cristo. Por eso, cuando Simón Pedro respondió: “¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!” (Mateo 16:16), Jesús le dijo que era bienaventurado por haber recibido esta revelación del Padre directamente. De hecho, cuando vemos a Jesús tal como es, nuestra alegría se vuelve perfecta porque nos damos cuenta de que nada es más fuerte que él, ni siquiera la muerte. 

Pan y vino

¿Qué significa esto para nosotros en la actualidad? Se puede decir que este relato contiene muchas lecciones sobre Jesús resucitado y nos enseña no solo que Él siempre está ahí para nosotros cuando nos sentimos tristes y perdidos, sino también que siempre está dispuesto a iluminarnos y a enseñarnos su palabra con paciencia y amabilidad. Además, este pasaje nos enseña que el alimento que Él nos da ilumina nuestra inteligencia. De hecho, el pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre del Señor que fueron entregados por nosotros: se trata de una comida sagrada que debemos comer recordando el sacrificio que Jesús estuvo dispuesto a hacer por nosotros, sabiendo que por medio de su cuerpo roto y su sangre derramada, se sacian nuestras necesidades y se perdonan nuestras faltas.

El encuentro con Jesús resucitado

En ocasiones, mientras recorremos el camino de nuestras vidas, podemos sentirnos desanimados. Por ejemplo, cuando experimentamos fracasos consecutivos en el trabajo, los estudios o la vida familiar, lo único que queremos es parar y no seguir en el camino. Algunos nos armamos de valor y seguimos caminando pero con el corazón roto por la tristeza, y es precisamente en este punto que debemos encontrarnos con Jesús resucitado. Recordemos que Cristo experimentó terribles sufrimientos, burlas, traiciones, e incluso, la muerte por amor a nosotros. De hecho, hay una buena noticia para nosotros: ¡Él resucitó, ha vuelto a la vida y está sentado a la diestra del Padre en el cielo!  Escuchemos sus Palabras, para que nuestra fe sea reavivada y podamos continuar el camino con un corazón alegre.

¡Camina con Jesús gracias a las comunidades de Hozana!

Sigamos el ejemplo de los peregrinos de Emaús y abramos nuestro corazón a Jesús para recibir sus enseñanzas. De hecho, Hozana te invita a tomar el tiempo de revisar los acontecimientos de tu vida a la luz del Evangelio mediante esta comunidad en línea. También puedes explorar estas comunidades dedicadas a Jesús, de modo que puedas  acoger su actuar en tu vida. Por último, te invitamos a tener una cita periódica con Jesús suscribiéndote a esta comunidad de oración que te permite recibir el evangelio del día con los comentarios y reflexiones de un guía espiritual.

¡Anímate a caminar con Jesús con Hozana!