El rosario cartujo tiene su origen en la creación de las cláusulas del monje cartujo Domingo de Tréveris (Domingo de Prusia) que le servían de ayuda para concentrarse y meditar los misterios, la oración del rosario y en la visión de su maestro, Adolfo d´Essen. En esta visión, la corte celestial retomó el rezo, con las cláusulas de Domingo, en presencia de María.
El rosario cartujo es diferente al rosario dominico (rosario tradicional), a pesar de que su estructura es similar, sobre todo en cuanto a la duración.
Es decir, el rosario cartujo se reza con 50 Avemarías (en comparación a las 150 del rosario dominico, que se han aumentado a 200 con la adición de los Misterios Luminosos). Además, no hay días asociados al rezo de ciertos misterios, como en el rosario tradicional.
Aunque cada una de las 50 Avemarías está asociada a un misterio, la estructura de la oración sigue siendo muy libre. Los orantes pueden detenerse todo el tiempo que deseen en un misterio, o incluso decidir meditar sobre otro. Es decir, no se busca la recitación por sí misma, sino que debe llevar a adentrarse en la contemplación. Por tanto, los orantes pueden detenerse en cualquier momento para vivir este tiempo de contemplación meditando sobre un misterio en particular, y si se siente la necesidad de detenerse más tiempo en un misterio concreto, se le pueden dedicar varias Avemarías.
Aunque el rosario completo incluye 50 Avemarías, Domingo de Prusia insiste en la importancia de dar prioridad a la calidad antes que a la cantidad; el número de rezos depende, por tanto, del tiempo de que disponga el orante y del ritmo que necesite para entrar en la oración contemplativa y en la oración silenciosa.
Se puede comenzar el rezo con un Padre nuestro (que luego se intercalará con regularidad entre las distintas Avemarías), así como con una doxología.
A continuación, comenzamos el rezo de las “Avemarías”, cada una con una cláusula que nos invita a meditar sobre un misterio particular.
(Descubre la lista de las 50 cláusulas del rosario cartusiano)
Al final de cada Ave María, se añade un Aleluya (como hicieron los ángeles en la visión de Adolfo de Essen). Este rosario es, por consiguiente, contemplación, pero también alabanza y acción de gracias.
El rosario termina con una oración mariana final:
“Oh Inmaculada, siempre bendita y excelsa Virgen María, Madre de Dios; oh Templo de Dios, el más bello de todos los templos; oh Puerta del Reino celestial por la que el mundo entero se ha salvado, vuelve hacia mí el oído de tu misericordia, y hazte mi gentil protectora, yo que soy un-a pobre y miserable pecador-a. Sé mi auxilio en todas mis necesidades. Amén”.
El objetivo del rosario cartujo es animarnos a la oración contemplativa. Descubre en Hozana diferentes tradiciones cristianas para meditar sobre la vida de Cristo y favorecer este estado interior de contemplación. Por ejemplo:
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