El rosario, ese objeto religioso en forma de collar, hecho de cuentas de distintos tamaños y que se cierra con una medalla y una cruz, sin duda no es algo desconocido para nosotros. Puede que lo hayamos visto en el cinturón de un monje, colgado del retrovisor de un coche, en las manos de una anciana rezando, tatuado en los antebrazos de un joven o incluso en una de nuestras gavetas...
Este objeto no es extraño para nosotros, pero es posible que tengamos preguntas, e incluso algunas ideas previas, acerca de él. Por ejemplo: ¿para qué sirve? ¿Cómo se reza con un rosario? ¿No es una oración demasiado difícil o demasiado larga, reservada solo para las personas religiosas y devotas? ¿Qué puede aportar el rosario a mi oración?
Atrévete a hacerte todas estas preguntas y descubre, a través de la guía del rosario Hozana, cómo el rosario, siendo sencillo y accesible para todos ¡puede revelarte algunos preciosos misterios!
El rosario es un objeto que sirve para rezar. Está compuesto por cuentas. Por ejemplo, el rosario católico tradicional, con el que podemos rezar el Rosario, consta de 5 series de 10 cuentas pequeñas, cada una de ellas separada por una cuenta grande y, a su vez, en un extremo se cierra con otras 5 cuentas.
Este objeto religioso existe desde hace siglos y se encuentra en muchas religiones diferentes. Es un objeto que sirve de ayuda para la meditación y el rezo. Es decir, el orante reza oraciones o hace invocaciones mientras va desgranando las cuentas. Este principio de repetición ayuda a la persona a tranquilizarse y a canalizar sus pensamientos para entregarse a la oración.
En la tradición cristiana, los Padres del Desierto de los primeros tiempos del cristianismo utilizaban este sistema para ayudarse a rezar diariamente los 150 salmos.
Aunque el rosario se asocia a menudo con la hermosa oración del Rosario, también se utiliza para otras oraciones, como el rosario al Espíritu Santo o el rosario a la Divina Misericordia.
El rosario tradicional se reza utilizando tres oraciones principales: el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre.
Se comienza por el final del rosario:
En el mismo rosario para cada decena:
Según las diferentes devociones y tipos de rosario, se pueden rezar o añadir otras oraciones (como la oración de Fátima, por ejemplo). También existen cláusulas, es decir, frases que pueden añadirse, en particular, al Ave María para ciertas oraciones, como el Rosario.
En el rezo del Rosario, cada decena está asociada a un misterio de la vida de Cristo que estamos invitados a meditar. El misterio puede entonces presentarse de diferentes maneras para ayudarnos a contemplarlo, meditarlo y pedir sus frutos.
Más allá de los misterios del Rosario, cada rosario, o cada decena del rosario, puede ofrecerse a Dios por una intención particular. Antes de iniciar el rezo o al inicio de las decenas, es importante tomarse el tiempo para expresar esta intención de oración.
Encuentra una guía detallada paso a paso, así como consejos prácticos que te ayudarán a rezar el rosario.
La Iglesia recomienda rezar la coronilla, y especialmente el Rosario; es más, la misma Virgen María, en algunas de sus apariciones, nos pidió rezar el rosario. Por esta razón, muchos papas y santos la han convertido en su oración diaria y han enfatizado el poder de esta oración.
Cualquiera que sea nuestra práctica de oración, estemos acostumbrados a meditar o no, podemos rezar el rosario. Además, el Papa Francisco nos recuerda que es “la oración de los humildes y de los santos”.
Por lo tanto, podemos rezar el rosario solos, en grupos, o en nuestra parroquia. Así que todos podemos empezar, ¡sin requisitos previos!
También, existen muchas propuestas gratuitas para apoyar esta práctica, tanto para principiantes como para experimentados, por ejemplo: sesiones del rosario en parroquias, comunidades online o la aplicación Rosario.
El rosario, que se organiza en torno al rezo del Ave María, es una oración mariana, aunque sea a Cristo a quien rezamos por su intercesión. Es decir, María reza con nosotros durante el rosario. A Ella confiamos nuestras intenciones y Ella las pone a los pies de su Hijo; también nos guía a través de la meditación de los diferentes misterios para acoger mejor la voluntad de Dios y las gracias que quiere ofrecernos.
No siempre es fácil entregarse a la oración, permanecer en silencio escuchando a Dios (como en la oración silenciosa) o dirigirse a Él durante largos minutos. La estructura del rosario y el principio del rezo, nos permiten entrar en un marco que nos ayuda a despejar la mente y enfocarnos en Dios por un tiempo más largo. Es decir, estamos en el ser y no en el hacer. Por lo tanto, el objetivo no es rezar por rezar (por ejemplo, no se trata de rezar el mayor número de decenas), sino de estar plenamente en la presencia de Dios, y el rezo nos ayuda a ello. Durante unos minutos (un rosario dura unos veinte minutos; una decena, unos 5 minutos), estamos con Él; y ese tiempo ofrecido nos permite cultivar la intimidad con él y al mismo tiempo alimentar nuestra relación con él.
El Rosario nos concede muchas gracias. Es una oración que nos protege, que nos ayuda a entrar más plenamente en los misterios de la fe cristiana, y que otorga muchos frutos no solo a nuestra vida, sino también a nuestro alrededor y al mundo. Además, esta oración nos conecta con nosotros mismos, con los demás, y con Cristo.
De hecho, Sor Lucía de Fátima nos recordaba: "No hay problema, por difícil que sea, que no pueda resolverse rezando el rosario".