Obra de Misericordia corporal: dar de beber al sediento

CON EL ANTIGUO TESTAMENTO

¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: «¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!». Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros. –Isaías 35: 1-7

CON EL NUEVO TESTAMENTO

"El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, poniéndose de pie, exclamó: «El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí.». Como dice la Escritura: "De su seno brotarán manantiales de agua viva." Él se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en Él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado." – Juan 7: 37-39 

CON LOS SANTOS

Frédéric Ozanam

Reconocido mundialmente por sus obras de caridad, principalmente con la fundación de la Sociedad de Saint-Vincent-de-Paul. Lo más importante para Ozanam es el encuentro personal con los indigentes, el deseo de romper su soledad y su aislamiento. Porque en cada cara socorrida encuentra la imagen del Cristo. Frédéric y sus compañeros trabajan estrechamente con las 'Hijas de la Caridad' y en especial con la hermana Rosalie Rendu, quien les guía en su visita a los más necesitados, les prodiga con consejos y recomendaciones llenas de sabiduría. Ella será la chispa que lanzará a Frederic Ozanam y a sus compañeros en las Conferencias de la Caridad.

San Juan Pablo II

Instaura los 'Días Mundiales de la Juventud' que reúnen centenas de millares de jóvenes venidos del mundo entero. Momentos intensos de catequesis y de comunión son vividos allí y las vocaciones renacen. Estos manifestaciones periódicas nacen más bien de una necesidad profunda que tiene su origen en el corazón del ser humano y se refleja en la vida de la Iglesia, peregrina y misionera. Las Jornadas y los Encuentros mundiales de la juventud marcan providenciales momentos de reflexión: ayudan a los jóvenes a interrogarse sobre sus aspiraciones más íntimas, a profundizar su sentido eclesial, a proclamar con creciente gozo y audacia la común fe en Cristo, muerto y resucitado. 

Ivan Merz

Un joven brillante, metido de lleno en la vida social. Durante los años de la Primera Guerra Mundial se encuentra frente a la destrucción y la muerte, y todo eso lo marca y lo forja, haciéndole superar momentos de crisis y de lucha espiritual. La fe de Iván se refuerza hasta tal punto que se dedica al estudio de la Liturgia e inicia un intenso apostolado entre los jóvenes. Descubre la belleza de la fe católica y comprende que la vocación de su vida es vivir y hacer vivir la amistad con Cristo. De cuántos gestos de caridad, de bondad que sorprenden y conmueven está lleno su camino. Por todas partes, a todos ellos y en cada cosa transmite su amor profundo por el Señor.

Teresa de Lisieux

La pequeña Teresita escucha hablar de Pranzini, este grande criminal sin remordimiento, condenado a muerte, negando el socorro del sacerdote. Después de la gran gracia que recibió, Santa Teresita quiere dar a beber al Cristo el alma de Pranzini. Ora noche y día por la conversión de este hombre, para que Dios llame "a su pecador." Al dia siguiente de haber sido condenado, la joven descubre leyendo el periódico que el condenado a muerto tocado por la gracia divina, antes de ser ejecutado,va donde el sacerdote que estaba cerca a él, le coge el crucifijo que tenía entre las manos y besa por tres veces sus sagradas llagas. Teresita reconoce este signo que Dios le otorgó como una señal del arrepentimiento del famoso criminal Pranzini condenado a muerte por crímenes horrendos.