Oremos al Corazón de Nuestro Señor Jesucristo,

que nos manifestó su amor, al venir al mundo para salvarnos.

Dios de Misericordia y amor, Tú enviaste a tu Hijo Único al mundo para Redimirnos. Desde entonces, Él nos ama con un corazón humano y visiblemente nos manifiesta su amor. Te agradecemos y te alabamos por tanta generosidad; te pedimos que nos adentres profundamente en el misterio del amor, te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

¡Amén!

 

 

 De la Epístola de San Pablo a Tito (3: 4-8)

« Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, no por las obras de justicia que habíamos realizado, sino solamente por su misericordia, Él nos salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo. Y derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de que, justificados por su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida eterna. Esta es una doctrina digna de la fe, y quiero que en este punto seas categórico, para que aquellos que han puesto su fe en Dios procuren destacarse por sus buenas obras. Esto sí que es bueno y provechoso para los hombres. »

 

  

Meditación :

« Si conocieras el don de Dios » (Juan 4, 10). Si los hombres pudieran saber cuál es el Rostro que está en lo más profundo de nosotros, que nos edifica y que nos conforma a Él, reproduciríamos sus rasgos. Ese Rostro, es también el Corazón que se interioriza. El Rostro revela el Corazón. El Rostro es la revelación del Corazón. ¡Y siempre su Rostro! (...)

El misterio de su Rostro es también el de su aparente ausencia: es poder descubrir en nuestros corazones una mayor presencia de su Rostro. Nuestro rostro ... ¡Rostro de la gracia del Señor! En el fondo, se trata de reconocer su Rostro.

Y nuestra vida va de gloria en gloria, de un rostro conforme al Rostro de Cristo, un Rostro aún mejor configurado.

Y es la unidad, porque es el mismo Rostro. La encarnación es el Rostro revelado por el Corazón, por el Espíritu. »

Era necesario que Él viniera como Él vino ... (...) Ese Rostro supone alejarse de las cosas del mundo, como el amor.  El mundo es necesario, pero el amor sólo es visible a los ojos del corazón. (...)  ¡El Rostro revela el Corazón, y en el Amor los ojos contemplan el Rostro para encontrar al Corazón!  ¡Qué maravillas ha hecho el Señor! ¡Todo es maravilloso siempre y cuando estemos en su Corazón!  El sentido de la devoción al Corazón de Jesús está allí. – Padre Marie-Joseph Guillou o.p.

 

 

Padre de Misericordia, mira el Corazón de tu Hijo y el amor que Él nos manifestó al hacerse hombre.

Gracias a este amor, recibe nuestra oración y ayúdanos a amarlo, a Él quien vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

¡Amén!

Recitar las Letanías del Sagrado Corazón o el Rosario del Sagrado Corazón de Jesús.