Todos los Santos: entre en el misterio de la eternidad

De 29/10 al 02/11 reciba un vídeo diariamente, donde un sacerdote exorcista responderá a sus preguntas sobre la muerte y la eternidad, y una oración especial por los muertos. ¡Únetenos!

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¡Si tú supieras el don de Dios y lo que es el cielo!¡Si tu pudieras desde aquí, oír la canción de los ángeles y verme en medio de ellos! Si tu pudieras ver ante tus ojos, extenderse los horizontes y los campos eternos, los senderos por donde yo camino. Si, por un momento, tú pudieras contemplar, como yo, la BELLEZA ante la cual todas las bellezas palidecen. San Agustín

La nueva vida, recibida en el Bautismo, no está sujeta a la corrupción ni al poder de la muerte. Para quien vive en Cristo, la muerte es el paso de la peregrinación terrena a la patria del cielo, donde el Padre acoge a todos los hijos, "de toda nación, raza, pueblo y lengua" (Apocalipsis 7,9).

El Día de Dufuntos es el día de la celebración de la vida eterna de las personas queridas que ya fallecieron. ¡Es el día del amor!

Prepárete para vivir el Día de Todos los Santos y entre en el misterio de la eternidad con una serie de vídeos del Padre Christophe Beaublat, sacerdote exorcista de la diócesis de Fréjus-Tolón (Francia).

El programa

Recibe todos los días la palabra del Padre Beaubat, que responde a una pregunta sobre el tema de la muerte y de la eternidad:

29: ¿Podemos estar en contacto con los muertos?

30: ¿Cómo prepararse bien para su muerte?

31: ¿Existe el infierno?

01: ¿Qué nos está esperando en el cielo?

 02: ¿Por qué y cómo rezar por los muertos? Purgatorio, ¿qué es eso?

El predicador

Tiene 52 años y es sacerdote desde hace 19 años. El padre Christophe Beaublat forma parte de la diócesis de Fréjus en Tolón (Francia). Ha servido en París (3 años), Grenoble (10 años) e India (2 años). Actualmente es exorcista, padre espiritual en el seminario, predicador de retiros y activista de la ecología integral en Radio María.

Oración de el retiro

Oración por los difuntos

Dios de los espíritus y de toda carne, que sepultaste la muerte, redujiste a nada al diablo y diste tu vida al mundo. Concede tú mismo, Señor, al alma de tu difunto siervo (NOMBRE) el descanso en un lugar luminoso, verde y fresco, lejos de todo sufrimiento, dolor o lamento. Dios Bueno y Misericordioso perdona las culpas por él cometidas de palabra, obra y pensamiento. Puesto que no hay hombre que viva y no peque, ya que Tú sólo eres Perfecto sólo tú estás sin pecado y tu Justicia es Justicia eterna y tu Palabra es Verdad. ¡Oh Cristo nuestro Dios! Tú que eres la Resurrección, la Vida y el descanso de tu difunto siervo (NOMBRE), te damos gracias con tu Padre no engendrado y con tu santísimo, bueno y vivificante Espíritu. Que descansen en paz. Amén