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Misterios luminosos (Rosario de los jueves)

Misterios luminosos (Rosario de los jueves)

Estos misterios, que vienen después de los misterios gozosos y antes de los misterios dolorosos en el rezo del Rosario, corresponden a cinco acontecimientos de la vida pública de Jesús. Estos cinco misterios fueron añadidos, a los 15 misterios originales, por el Papa Juan Pablo II en 2002. Al recitar el Rosario, se nos invita a meditar sobre estos momentos de la vida de Cristo, "luz del mundo".

¿Cómo rezar y meditar los misterios luminosos?

Los misterios luminosos correspondientes al Rosario de los Jueves. De manera similar a las otras series de misterios, se debe rezar 1 Padre Nuestro, 10 Avemarías y 1 Gloria al Padre, es decir, una decena.

Antes de comenzar la decena, es importante sumergirse en el misterio en cuestión, ya sea a través de la Palabra de Dios, leyendo un pasaje de uno de los evangelios, o a través de una representación del suceso en cuestión. Al meditarlo, comprendemos que no es tanto un acontecimiento bíblico, sino una realidad que cada cristiano viene a rememorar para sacar fruto de él y aplicarlo a su vida.

Los cinco misterios luminosos

El bautismo de Jesús

"Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección»." (Marcos. 1:10- 11).

Antes de rezar el Padre Nuestro que introduce la decena, podemos decir esta oración: "Te ofrezco, Señor Jesús, esta primera decena en honor a tu bautismo en el Jordán, y te pido, por este misterio y por la intercesión de tu Santa Madre, la perfecta fidelidad a las promesas de mi bautismo.”

  • Fruto de este misterio: la fidelidad a las promesas de nuestro bautismo. A través de nuestro bautismo nos convertimos en hijos de Dios y recibimos el Espíritu Santo. Jesús es nuestro hermano gracias al bautismo. Nuestro horizonte ya no es la muerte sino la vida eterna; ¡esto lo cambia todo!

Para las 10 Avemarías que se van a rezar, es posible añadir esta frase a la oración: "y Jesús, a quien Dios ha elegido como su hijo amado, el fruto de tu vientre...".

Terminamos la decena con esta frase: "Gracias del bautismo de Jesús, desciendan sobre mi alma y háganlas verdaderamente fiel a Dios".

Las bodas de Caná 

"Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él." (San Juan. 2:11)

"Te ofrezco, Señor Jesús, esta decena en honor a las bodas de Caná, y te pido, por este misterio y por la intercesión de tu Santa Madre, una plena confianza en ella.”

  • Fruto de este misterio: la confianza en María. Los servidores acuden a María para exponer su problema; ella los escucha, comprende su situación y se la confía a su hijo. Este la escucha. Jesús realizó la primera señal por petición de María, la cual supo escuchar a los hombres.

Frase que se añade al Ave María: "Y Jesús, quien te escuchó en Caná, el fruto de tu vientre...".

"Gracias de las bodas de Caná, desciendan sobre mi alma y hagan que confíe de verdad en María.”

El anuncio del Reino de Dios

"El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia" (Marcos 1:15)

"Te ofrezco, Señor Jesús, esta tercera decena en honor al anuncio del Reino de Dios, y te pido, por este misterio y por la intercesión de tu Santa Madre, una perfecta conversión de mi corazón.”

  • Fruto de este misterio: la conversión de los corazones: "Conviértanse y crean en la Buena Noticia". Esto es lo que nos dice el sacerdote durante la celebración del miércoles de ceniza, mientras hace una cruz en nuestra frente para iniciar el período de Cuaresma, el cual nos lleva a la Pascua. Preparemos nuestros corazones una y otra vez para lo que sabemos que va a suceder.

Frase que se añade al Ave María: "y Jesús, quien nos invita a la conversión, el fruto de tu vientre...".

"Gracias de la proclamación del Reino de Dios, desciendan sobre mi alma y conviertan mi corazón.”

La transfiguración

"Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz." (Mateo 17:2).

"Te ofrezco, Señor Jesús, esta cuarta decena en honor a tu transfiguración, y te pido, a través de este misterio y por la intercesión de tu santa madre, un mayor recogimiento en mis oraciones.”

Fruto de este misterio: la gracia de una vida interior. La luz, la verdadera luz, la que ilumina, calienta, ilumina, viene del interior. La oración y la relación que tenemos con el Señor en el secreto de nuestros corazones es lo que puede darnos esa luz y permitir a cada cristiano ser luz en el mundo para sus hermanos y hermanas.

Frase que se añade al Ave María: "y Jesús, quien manifestó su gloria a los apóstoles, el fruto de tu vientre...".

"Gracias de la transfiguración, desciendan sobre mi alma y háganla verdaderamente orante."

La institución de la Eucaristía

"Mientras comían, Jesús tomo el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen, esto es mi Cuerpo». Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: «Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos." (San Marcos 14:22-24).

"Te ofrezco, Señor Jesús, esta quinta decena en honor a la institución del sacramento de la Eucaristía, y te pido, a través de este misterio y por la intercesión de tu santa Madre, una mayor devoción al santísimo Sacramento.”

Fruto de este misterio: el amor a la Eucaristía. Este sacramento nos permite estar en comunión con Cristo y con todos los demás cristianos: es lo que nos permite ser un solo cuerpo.

Frase que se añade al Ave María: "y Jesús, quien nos dio el sacramento de su amor, el fruto de tu vientre...".

"Gracias de la Eucaristía, desciendan sobre mi alma y háganla verdaderamente devota del santísimo Sacramento."

Oración a Jesús, la luz del mundo

“Cristo, nuestro hermano:

Tú eres Camino, Luz y Vida.

Guíanos en nuestro caminar.

Abre Tú nuestros ojos a la vida,

para que en todo cuanto veamos,

sintamos las muestras infinitas de tu amor.

Ahora que nos hacemos mayores

dirige Tú nuestros pasos,

para que ninguno sea dado en falso.

Danos un corazón manso y humilde como el tuyo.

Que comprendamos, amemos

y sirvamos, cada vez mejor

a nuestros hermanos.

Que en nuestros labios no haya mentira.

Que busquemos siempre la verdad.

Que sepamos huir de la tentación.

Que nuestra amistad contigo nunca se rompa.

Haznos apóstoles, para saber

iluminar a nuestros hermanos,

con la misma luz que recibimos de Ti;

para amarles como Tú nos amas;

para servirles como Tú nos serviste a nosotros.

Enséñanos a perdonar a cuantos nos ofenden,

para que también nos perdone el Padre.

Que seamos fieles testigos tuyos,

de modo que quien nos vea te vea a Ti.

Que el Padre se complazca en nosotros

porque nos vamos asemejando a Ti.

Concédenos servirte fielmente en este día.

Mantennos en tu gracia.

Se nuestro refugio y nuestro apoyo.

Que todos nuestros pensamientos,

nuestras palabras,

nuestras acciones,

sean para Ti. Amén.”

¡Déjate iluminar por la luz del Señor rezando con Hozana!

Déjate transfigurar por una vida interior rica y una relación con el Señor fortalecida por la oración. Para esto: