Las virtudes

El tema de las virtudes se aborda particularmente en el artículo 7 de la primera sección ("La vocación del hombre: la vida en el espíritu") de la tercera parte ("La vida en Cristo") del Catecismo de la Iglesia Católica, especialmente en los números 1803 a 1845.

De manera general, se pueden distinguir dos tipos de virtudes: las virtudes teologales y las virtudes cardinales, que se desarrollarán más adelante.

Al final de este artículo sobre las virtudes según el Catecismo de la Iglesia Católica, te invitamos a descubrir otras preguntas y respuestas sobre la vida cristiana.

¿A qué llamamos virtudes?

1833 "La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien." 

1834 "Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Pueden agruparse en torno a cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza."

1804 "Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien."

1839 "Las virtudes morales crecen mediante actos deliberados y con el esfuerzo perseverante. La gracia divina las purifica y las eleva."

¿Cuáles son las virtudes teologales?

La primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios evoca las virtudes teologales: "En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor” (1 Cor. 13,13). Dichas virtudes se tratan particularmente en los números 1812 a 1829 del Catecismo de la Iglesia Católica.

La fe

La virtud de la fe se trata en los números 1814 a 1816. 

1814 "La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el hombre se entrega entera y libremente a Dios” Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. “El justo [...] vivirá por la fe” (Rm 1, 17). La fe viva “actúa por la caridad” (Ga 5, 6).

1815 "El don de la fe permanece en el que no ha pecado contra ella (cf.. Concilio de Trento: DS 1545). Pero, “la fe sin obras está muerta” (St 2, 26): privada de la esperanza y de la caridad, la fe no une plenamente el fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo." 

1816 "El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: “Todos [...] vivan preparados para confesar a Cristo ante los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia” (LG 42; cf. DH 14). El servicio y el testimonio de la fe son requeridos para la salvación: “Todo [...] aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.” (Mt 10, 32-33).(n° 1816)

Considerando estos números, podemos sintetizar los siguientes aspectos, que podemos guardar en el corazón:

  • Por la fe, "el hombre se entrega enteramente libremente a Dios y "busca conocer y hacer la voluntad de Dios”.
  • La fe viva actúa a través de la caridad
  • La fe requiere la práctica de la esperanza y el amor.
  • La fe exige vivirla, profesarla y dar testimonio de ella

La esperanza

Los números 1817 a 1821 definen esta virtud:

1817 "La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo."

1818 "La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad." 

1820 “Pero por los méritos de Jesucristo y su pasión, Dios nos guarda en “la esperanza que no falla” (Romanos 5:5). […] Es también un arma que nos protege en el combate de la salvación: “Revistámonos de la coraza de la fe y de la caridad con el yelmo de la esperanza de salvación." (1 Tes 5,8). Nos procura el gozo en la prueba misma: “Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación." (Rm 12,12). Se expresa y se alimenta en la oración, particularmente en la del Padre Nuestro, resumen de todo lo que la esperanza nos hace desear." 

La caridad

Los números 1822 a 1829 definen esta virtud:

1822 "La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

1824 "La caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: “Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor." (Jn 15, 9-10; cf. Mt 22, 40; Rm 13, 8-10).

1826 "La caridad es superior a todas las virtudes. Es la primera de las virtudes teologales

1827 "El ejercicio de todas las virtudes está animado e inspirado por la caridad."

1828 "La práctica de la vida moral animada por la caridad da al cristiano la libertad espiritual de los hijos de Dios.  Este no se halla ante Dios como un esclavo, en el temor servil, ni como el mercenario en busca de un jornal, sino como un hijo que responde al amor del “que nos amó primero” (1 Jn 4,19).

1829 "La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad, es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión."

A continuación, un pequeño resumen de las virtudes teologales, según los números 1840 y 1841:

1840 "Las virtudes teologales disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios conocido por la fe, esperado y amado por Él mismo." 

1841 "Informan y vivifican todas las virtudes morales." 

¿Cuáles son las virtudes cardinales?

El capítulo 8 del Libro de la Sabiduría evoca las virtudes cardinales: “¿Amas la justicia? El fruto de sus esfuerzos son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza, y nada es más útil que esto para los hombres en la vida." (Sab. 8,7).

Dicho tipo de virtudes fueron identificadas por San Ambrosio de Milán, y se definirán a continuación a la luz del Catecismo de la Iglesia Católica:

La prudencia

Los números 1806 y 1835 definen esta virtud, y este último nos ofrece un resumen bastante adecuado:

1835 "La prudencia dispone la razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlo.”

La justicia

Esta virtud se analiza en los números 1807 y 1836.

1807 "El hombre justo […] se distingue por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su conducta con el prójimo." 

1836 "La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido." 

La fortaleza

Esta virtud se analiza en los números 1808 y 1837.

1808 "La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa." 

La templanza

Esta virtud se analiza en los números 1809 y 1838:

1809 "La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.[…]. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar “para seguir la pasión de su corazón” (cf. Si 5,2; 37, 27-31)

También te invitamos a descubrir otros artículos relacionados al tema de las virtudes:

La libertad

La conciencia moral

Oremos para practicar las virtudes con Hozana

Con Hozana, encontrarás una serie de comunidades de oración en línea que te ayudarán a practicar las virtudes, y buscar la santidad a la que nos llama nuestro bautismo. Por ejemplo:

Este itinerario de 9 días para crecer en virtudes junto a San Vicente de Paúl

Esta comunidad para desarrollar la virtud de la esperanza y dejarnos transformar por ella.

Esta comunidad para afianzar nuestra fe, una virtud teologal que nos ayudará a hacer la voluntad de Dios.