La Eucaristía

El sacramento de la Eucaristía, cuyo ministro es un sacerdote u obispo válidamente ordenado, es uno de los sacramentos de la iniciación cristiana, junto con el bautismola confirmación, y fue Instituida el Jueves Santo, mientras Jesús celebraba la Última Cena con sus Apóstoles. La Eucaristía, que “completa la iniciación cristiana” (n.° 1322), se aborda de manera detallada en el artículo 3 de la segunda sección del Catecismo de la Iglesia Católica sobre los siete sacramentos de la Iglesia, concretamente desde los números 1322 al 1419. 
 A continuación, te invitamos a descubrir las principales preguntas y respuestas en torno a este sacramento a la luz del Catecismo.

¿Cómo se llama este sacramento?

El sacramento de la Eucaristía tiene varios nombres, que iremos descubriendo poco a poco:

  • Eucaristía, porque es acción de gracias a Dios (n.° 1328).
  • Banquete del Señor, porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos en la víspera de su Pasión (n.° 1329).
  • Fracción del pan porque este rito, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan (n.° 1329).
  • Asamblea Eucarística porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles (n° 1329).
  • Memorial de la Pasión y Resurrección del Señor (n° 1330).
  • Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador (n° 1330).
  • Santa y divina Liturgia, o se llama también celebración de los santos misterios, o Santísimo Sacramento (N° 1330).
  • Comunión, porque nos unimos a Cristo para formar un solo cuerpo (n.° 1331).
  • Santa Misa (n° 1332).

¿Qué representa la Eucaristía en la vida de la Iglesia?

Los números 1324 a 1327 del Catecismo de la Iglesia Católica muestran que la Eucaristía es fuente y cumbre de la vida cristiana. El número 1324 da una explicación al hecho de que "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolados, están unidas a la Eucaristía y a ella se ordenan", lo cual se complementa diciendo que “la sagrada Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia." Por otro lado, el número 1407 nos hace tomar conciencia de que “en ella Cristo asocia a su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de  este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia.”

¿Cuáles son los frutos de la comunión?

Esta temática se trata en particular en los números 1391 al 1396, lo cual se resume en que los frutos de la comunión son la unión con Cristo (n.°1391 y 1396), el aumento y la renovación de la vida de gracia recibida en el Bautismo (n.°1392), la “caridad vivificada que borra los pecados veniales” (n° 1394) y la preservación de los pecados mortales futuros (n° 1395).

El número 1416 resume los frutos de la comunión: “La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo”(Nº 1416).

¿Por qué es importante la Eucaristía?

El número 1358 del Catecismo muestra que debemos considerar de suma importancia la Eucaristía, puesto que permite dar acción de gracias y alabanza al Padre, también sirve como memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, y también porque representa la presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.

Como acción de gracias y alabanza al padre.

Al respecto, los números 1360 a 1361 muestran particularmente que la Eucaristía es un sacrificio de acción de gracias y de alabanza:

Número 1360: “La Eucaristía es un sacrificio de acción de gracias al Padre, una bendición por la cual la Iglesia expresa su reconocimiento a Dios por todos sus beneficios”. 

Número 1361: “la Eucaristía es también el sacrificio de alabanza por medio del cual la Iglesia canta la gloria de Dios en nombre de toda la creación”. Además se añade que “este sacrificio de alabanza sólo es posible a través de Cristo: Él une los fieles a su persona”.

Como memorial sacrificial de Cristo y su cuerpo.

En el número 1409 nos permite comprender que “la Eucaristía es memorial de la Pascua de Cristo: es decir, de la obra de salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.

Por su parte, los números 1362 a 1372 abordan también el memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia.

Como la presencia de Cristo

Los números 1373 a 1381 nos enseñan cómo Cristo está presente en medio nuestro. Concretamente, el número 1373 lo resume como sigue: "Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros" (Rm 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia: en su Palabra, en la oración de su Iglesia, "allí donde dos o tres están reunidos en mi nombre" (Mateo 18, 20), en los pobres, los enfermos, los presos (Mt 25,31-46), en los sacramentos de los que Él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero “sobre todo (está presente) bajo las especies eucarísticas.”

¿Está Jesucristo realmente presente en la Eucaristía?

Los números 1373 al 1381 y el número 1413 responden a esta pregunta: por su parte, el número 1375 nos dice, por ejemplo, que “mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y su Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento." 

Esto se complementa con el número 1377 donde se dice que “la presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo para que la fracción del pan no divide a Cristo” (n.°1377).

Finalmente, podemos citar también el número 1413 para recibir un poco más de claridad al respecto: “Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y sustancial, con su Cuerpo y su Sangre, su alma y su divinidad" (n.º 1413).

¿Cómo se realiza la celebración de la Eucaristía?

La liturgia de la Eucaristía se desarrolla en dos momentos principales: la liturgia de la Palabra (las lecturas, la homilía y la oración universal) y la liturgia eucarística (la presentación del pan y del vino, la consagración y la comunión).

El número 1408 resume estos dos momentos como sigue: “La celebración eucarística incluye siempre: la proclamación de la Palabra de Dios, la acción de gracias a Dios Padre por todos sus beneficios, sobre todo por el don de su Hijo, la consagración del pan y del vino y la participación en el banquete litúrgico. Por la recepción del cuerpo y de la sangre del Señor: estos elementos constituyen un solo y mismo acto de culto" (n.º 1408).

¿Qué se requiere para recibir la comunión?

Para recibir la comunión es necesario estar bautizado y estar en estado de gracia. El número 1385 dice que “quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar”. El número 1415 va en la misma dirección afirmando que: “El que quiere recibir a Cristo en la Comunión eucarística debe hallarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente no debe acercarse a la Eucaristía sin haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la Penitencia." Finalmente, el número 1387 indica que la actitud corporal (gestos, vestimenta) debe reflejar el respeto y la solemnidad de quienes van a comulgar.

Además del Catecismo de la Iglesia Católica, podemos encontrar otros elementos de respuesta en el código de derecho canónico:

  • Todo bautizado a quien el derecho no se lo prohíba, puede y debe ser admitido a la sagrada comunión” (Canon n.°912).
  • “No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave" (Canon n.°915).
  • El Canon n.º 919 determina que “quien vaya a recibir la santísima Eucaristía, ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la sagrada comunión, a excepción sólo del agua y de las medicinas” (esto exceptua los ancianos o enfermos).

¿A qué edad se puede comulgar?

No hay una edad para recibir la primera comunión, pero sí una “edad de razón o conciencia”. De hecho, podemos decir que es bastante raro que los niños comulguen antes de los 8 años. Para un adulto que quiere recibir la comunión y que no está bautizado, será necesario un período de preparación (el catecumenado), que dura al menos 1 año, antes de ser bautizado y finalmente poder recibir la comunión.

Por último, pero no menos importante, la Eucaristía se ofrece por los vivos, pero no debemos olvidar que “el Sacrificio Eucarístico es también ofrecido por los fieles difuntos” (n.°1371).

¿Con qué frecuencia debe participar un católico del sacramento de la Eucaristía?

El número 1389 del Catecismo responde a esta pregunta prescribiendo la participación en este sacramento los domingos, así como los días festivos, e incluso, más a menudo si es posible.

El número completo dice:

La Iglesia obliga a los fieles "a participar los domingos y días de fiesta en la divina liturgia" (cf. OE 15) y a recibir al menos una vez al año la Eucaristía, si es posible en tiempo pascual (cf .Canon. n.° 920), preparados por el sacramento de la Reconciliación.° Pero la Iglesia recomienda vivamente a los fieles recibir la santa Eucaristía los domingos y los días de fiesta, o con más frecuencia aún, incluso todos los días" (n.º 1389). A esto también se puede añadir que las personas que estén enfermas o no puedan movilizarse pueden pedir que alguien de su parroquia les lleve la comunión.

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