Origen del Padre Nuestro

El Padre Nuestro es uno de los pilares de la oración cristiana. Católicos, ortodoxos y protestantes lo rezan diariamente y saben que es la oración universal del cristianismo. ¿Pero de dónde viene?

La oración del Padre Nuestro

"Padre nuestro, que estás en el cielo,

Santificado sea tu Nombre,

venga a nosotros tu Reino

Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Y no nos dejes caer en la tentación.

y líbranos del mal.

Amén."

El Padre Nuestro en el Evangelio

La oración del Padre Nuestro, tal como la conocemos hoy, está tomada del pasaje del Sermón de la montaña del Evangelio según San Mateo 6: 9-13: " Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.”

Los discípulos de Jesús acuden a él para pedirle que les enseñe a rezar. Jesús les enseña el Padre Nuestro, transcrito en San Mateo, en esta ocasión.
San Lucas, uno de los cuatro apóstoles, también registra la oración de Jesús, pero bajo diferentes palabras: “Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación»". (Lucas 11: 2 - 4).

La Iglesia ha conservado la versión del Evangelio según San Mateo, a la que se agregan palabras. El "Padre", ya sea "Abba" o "papá", una forma muy familiar de dirigirse a Dios se ha convertido en un "Padre Nuestro" más formal, que restablece una distancia entre un Dios trascendente y nosotros. Para marcar esta diferencia real con el Señor, la versión de Mateo agrega “que estás en el cielo”, una frase que enfatiza nuestra naturaleza terrenal fundamentalmente diferente de la naturaleza celestial de Dios. Esta versión, más completa, habría sido elegida por la Iglesia porque es más comprensible para el mayor número de personas: hay algunas palabras que varían entre las dos versiones, como la palabra "ofensas", que en Lucas, se convierte en "pecados", haciéndolo más evocador. El "Padre Nuestro" también nos permite situarnos en la universalidad de la Iglesia: todos somos hijos del Padre, miembros del cuerpo de Cristo.

Si bien Jesús probablemente enseñó a sus discípulos en arameo, sólo tenemos las traducciones griegas de esta oración en los Evangelios de Lucas y Mateo, que ya son modificaciones del texto original, las cuales posteriormente se tradujeron a todos los idiomas existentes, ( Francés, inglés, italiano, alemán, etc.) para que podamos rezarle juntos. Durante siglos, el único idioma autorizado para recitar el Padre Nuestro fue el latín, el Pater Noster. La Reforma Protestante del siglo XVI propagó las traducciones del Padre Nuestro, que se hicieron esenciales durante el siglo XX en las iglesias.

(Para vivir esta oración aún con mayor profundidad, vea el significado de cada frase de esta oración descubriendo el Padre Nuestro explicado)

El Padre Nuestro en la religión judía

Al igual que el Ave María, la oración del Padre Nuestro consta de dos partes: una primera parte de alabanza y una segunda parte de súplica. Su formulación tiene sus raíces en la tradición judía

¡No olvidemos que Jesús mismo era judío!

Su primera parte, relativa a la santificación del nombre del Señor y la venida de su reino, está tomada del kaddish, uno de los textos centrales de la liturgia judía, así como de la oración de las 18 bendiciones. Estos dos textos son, además, casi contemporáneos con la vida de Cristo. El resto de la oración encuentra sus orígenes en varias partes del Talmud y en sus tratados.

Entonces, el Padre Nuestro es, sobre todo, una oración de unidad: católicos, protestantes, ortodoxos, evangélicos, etc., todos rezamos la misma oración, que nos llega de la religión judía. Para aprender a orarla mejor, debemos tomarnos el tiempo para entenderla.

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