Ayuno en la Biblia

El ayuno se menciona a menudo en la Biblia, sin embargo, este puede adoptar diferentes formas y guardarse en distintas ocasiones, por ejemplo, el Antiguo Testamento relata varios episodios de ayuno, tanto personales (como el ayuno de Moisés o el de David) como comunitarios (como el ayuno de Ester), que variaban en su duración y tenían distintos significados para el pueblo hebreo: Periodo de penitencia, súplica, purificación, etc. 

Descubramos algunos ejemplos de ayuno en la Biblia a partir de algunos elementos del Catecismo de la Iglesia Católica. Al final de esta lectura, te invitamos a descubrir algunas preguntas y respuestas sobre la vida cristiana. 

Los ayunos sobrenaturales de Moisés, Elías y Jesús

Una de las cosas que Moisés, Elías y Jesús tenían en común era que pasaron un periodo de 40 días y 40 noches ayunando solos, por ejemplo:

Moisés pasó este período ayunando en el monte Sinaí, mientras Dios le entregaba los 10 Mandamientos, como lo relata el libro de Éxodo: "Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez Mandamientos. Cuando Moisés bajó de la montaña del Sinaí, trayendo en sus manos las dos tablas del Testimonio, no sabía que su rostro se había vuelto radiante porque había hablado con el Señor". (Éxodo 34:28-29) 

Elías caminó 40 días y 40 noches en ayuno y oración hasta llegar al monte Horeb en donde se encontró con Dios; allí, el ángel del Señor lo tocó por segunda vez y le dijo: "«¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!».  Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb. Allí, entró en la gruta y pasó la noche. Entonces le fue dirigida la palabra del Señor". (1 Reyes 19:7-9)

y Jesús se fue al desierto después de su bautismo, allí oró y ayunó durante 40 días y 40 noches, como nos lo cuentan los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas: "Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre". (Mateo 4, 1-2)

Estos ayunos son considerados de carácter sobrenatural, ya que trascienden todas las leyes naturales y se apoyan en el Espíritu Santo, además hacen parte de momentos específicos en la historia de la humanidad y de Dios (La Primera Alianza, las tentaciones de Jesús, etc.), y los elegidos de Dios, como lo son los profetas y el propio Jesucristo. 

Lo anterior nos invita a vivir un tiempo de oración y sobriedad durante los cuarenta días de Cuaresma con la intención de recordarlos humildemente en lugar de imitarlos. 

El ayuno de Daniel: Un ayuno parcial de purificación

El libro de Daniel relata en dos ocasiones la práctica del ayuno del profeta, como períodos de purificación que le permitieron recibir mejor los dones de Dios y ser más receptivo a sus mensajes. Primero, el ayuno que él guardó durante un período de 10 días, como lo menciona en el capítulo 1, y luego los 21 días que vivió privándose de carne y vino. 

“Al cabo de esos días, se vio que ellos tenían mejor semblante y estaban más rozagantes que todos los jóvenes que comían los manjares del rey. 

Desde entonces, el guardia les retiró los manjares y el vino que debían tomar, y les dio legumbres.

Dios concedió a estos cuatro jóvenes ciencia e inteligencia en todo lo referente a la literatura y la sabiduría, y Daniel podía entender visiones y sueños de toda índole”. (Daniel 1:15-17)

El ayuno de David: Un ayuno de súplica y duelo

El ayuno acompaña al sufrimiento del corazón, puesto que el cuerpo y el corazón están unidos. Por ejemplo, la Biblia nos relata cómo el rey David ayunó durante 7 días por su hijo enfermo y después de su muerte.

“David recurrió a Dios en favor del niño: ayunó rigurosamente, y cuando se retiraba por la noche, se acostaba en el suelo”. (2 Samuel 12,16)

El ayuno de Ester: Un ayuno de lucha e intercesión

El Libro de Ester narra la historia de cómo la reina Ester, una mujer valiente, logra salvar al pueblo judío de una masacre ordenada por Amán, consejero del rey. Para lograrlo, ella ofrece todo a Dios: Su belleza, su inteligencia, su piedad y su fervor, y convoca a su pueblo a un ayuno total de tres días y tres noches, durante el cual ella tampoco comió ni bebió y además renunció a todos sus ornamentos reales (ropa, perfumes, etc.).

“Ester mandó responder a Mardoqueo: «Ve a reunir a todos los judíos que están en Susa, y ayunen por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, también ayunaré junto con mis servidoras. Así me presentaré al rey, por más que sea en contra de la ley. Y si es necesario que muera, moriré»”. (Ester 4:15-16)

A través de este ayuno, Ester se entrega completamente a Dios, siendo sincera con él, mostrando su humildad y aceptando su debilidad; de esta manera ella le confía su encuentro decisivo con el Rey y el futuro de su pueblo, por lo tanto, Dios se conmueve de su fervor y permite que a través de su intervención se anule el decreto. 

El ayuno del arrepentimiento

En varios momentos de la Biblia podemos encontrar ayunos de un día como señal de arrepentimiento por las faltas y pecados cometidos, tal es el caso de los habitantes de la ciudad de Nínive, a quienes el profeta Jonás advirtió: 

“Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida».

Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.

Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza.

Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos».

Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió”. (Jonás 3: 4-10)

Descubre en Hozana otros versículos de la Biblia sobre el ayuno.

Los católicos están invitados a un día de ayuno como señal de arrepentimiento el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo

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