Zaqueo

En el Nuevo Testamento, la Biblia nos muestra hombres y mujeres a quienes un simple encuentro con Jesús cambió sus vidas radicalmente, tal y como se puede ver en la historia de Zaqueo, que se narra en el Evangelio de Lucas. Tradicionalmente se sabe que Zaqueo, al igual que el apóstol Mateo, era un recaudador de impuestos que tenía muy mala reputación entre la gente. Sin embargo, un día, Jesús, el salvador del mundo, vino a visitarlo, ¡y lo cambió por completo!
Te invitamos a descubrir la historia de Jesús y Zaqueo, para ver cómo  la salvación de Dios cambia a las personas.

Historia de Zaqueo en el Evangelio de Lucas

“Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. 
 Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí, Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador».
 Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más».
 Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido»” (
Lucas 19:1-10).

Jesús salvador del mundo

Durante su ministerio en la tierra, Jesús siempre tendió la mano a aquellos que eran considerados como los más "perdidos".  De hecho, al ver a Jesús en compañía de hombres de mala vida como Zaqueo, los fariseos lo criticaron diciendo: “(...) «Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores». (...)” (Mateo 11: 19). Sin embargo, Jesús se defendió dando una respuesta contundente: “«Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores»” (Mateo 9:13).  Aquí vemos que Jesús es Dios, y vino a la tierra con el único propósito de salvar a los pecadores. Por lo tanto, así como el médico busca pacientes para sanar, Jesús busca almas para sanar y salvar. Recordemos que nuestro Salvador nos da el ejemplo para que nosotros también nos acerquemos a aquellos que necesitan misericordia y la ofrezcamos con gracia.

La salvación de Dios

La historia de Zaqueo también nos revela el amor de Dios, pues mientras todos veían a Zaqueo como un embaucador y un malvado, el Señor lo vio como un hombre que necesitaba tener un encuentro con Jesús y ser salvo. Al respecto, la Biblia dice: “(...) Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón” (1 Samuel 16:7). No olvidemos que, así como Jesús tuvo en cuenta todos los esfuerzos que Zaqueo hizo para verlo, en la actualidad también se fija en lo que hacemos en nuestro corazón para verlo y agradarlo. Por eso, ¡no temas!, cuando Jesús se autoinvita a entrar nuestro corazón, no es para darnos una lección moral, sino para traernos la libertad, el perdón de pecados y la verdadera alegría que necesitamos. No escuchemos los juicios de los hombres que nos rodean, sino mantengámonos enfocados en lo que Jesús dice acerca de nosotros, pues solo sus palabras tienen el poder de cambiarnos.

¡Acoge a Jesús en tu vida con Hozana!

“Hoy tengo que alojarme en tu casa”: Jesús hoy también quiere auto-invitarse a entrar en nuestras vidas, por esto te animamos a correr y abrirle las puertas de tu corazón, tal y como lo hizo Zaqueo. Sin importar cuáles sean tus heridas, pobreza o cobardía, ¡deja entrar a Jesús en ella para que la transforme por completo!:

¡Ven y acoge a Jesús con Hozana!