Tercer domingo de San José
TERCER DOMINGO
El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión.
Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón.
La alegría: dada con el nombre de Jesús.
En cambio el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría.
Por este dolor y este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos, con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios.
Oración final de todos los domingos.
Antífona: ¡Oh feliz Varón, bienaventurado San José! A quién le fue concedido no sólo ver y oír al Hijo de Dios, a quién muchos quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo.
℣. Ruega por nosotros, oh bienaventurado San José.
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN
Oh Dios, que, con inefable providencia, te dignaste elegir a San José para Esposo de tu Santísima Madre: haz, te suplicamos, que al que veneramos en la tierra como Protector, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6