En los próximos días nos iremos acercando al misterio del Hijo de Dios como cordero inocente, inmolado por amor a nosotros. Hágamoslo con el corazón lleno de gratitud y con la certeza de su triunfo sobre la muerte. 

En la primera lectura de hoy el profeta Jeremías se compara con un manso cordero que llevan a sacrificar. El cordero es un animal dócil, que no se queja y que permanece en silencio ante el sacrificio. 

En el Evangelio nos ponemos delante del conflicto y la tensión que hay en Jerusalén ante la enseñanza de Jesús. Intentemos acercarnos y escuchar las voces de aquellos que lo escuchan hablar en el templo: «Este es de verdad el profeta». Otros decían: «Este es el Mesías».
Pero otros decían: «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así discutían... Bien había profetizado Simeón cuando le dijo a María que Jesús iba a ser un signo de contradicción. 

Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo habéis traído?».
Los guardias respondieron: «Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

Los fariseos les replicaron: «También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él?

Y vemos entre los fariseos a uno que conocemos: Nicodemo. Aquel que había ido un día a vsitarlo de noche y al que Jesús invitó a nacer de nuevo. Ésta vez ya no va de noche, escondido. Parece que tiene la fuerza para interceder en pleno día a favor de Jesús: «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».

Y aún cuando los otros replicaron, se fueron a sus casas y no arrestaron a Jesús. 

Claves para el camino: Hoy puede ayudarte orar en lo que tú dirías de Jesús, ¿quién es Él para ti?. Si tuvieras la ocasión de defenderlo de aquellos que quieren arrestarlo, ¿qué les dirías? ¿qué historias de tu vida les contarías para hacerles ver que Jesús es el Hijo de Dios? ¿qué es compasivo? ¿qué se entrega sin reservas? Agradécele su amistad y aunque no puedas evitarle el paso por la cruz, pídele la gracia de acompañarle y de no olvidar que la resurrección viene después de la cruz. 

¡BUEN CAMINO HACIA LA PASCUA!