Día 2: novena de navidad con San Francisco de Sales

💭Meditación de San Francisco de Sales:


El misterio de la encarnación. “El Verbo se hizo carne” (Juan 1:14)


No es otra cosa sino la unión hipostática de la naturaleza humana con la divina, unión tan estrecha que si bien hay dos naturalezas en ese Niñito que va a nacer, esas dos naturalezas no forman sino una sola Persona.

¡Oh admirable invención de la Providencia de Dios! Esta divina Majestad, al ver que los hombres no conocían la Divinidad, quiso encarnarse y unirse con la naturaleza humana, a fin de que bajo esa capa de humanidad, la divinidad pudiera ser reconocida.

Además, si han conocido a Dios no lo han reconocido y esto es lo que importa. Por
tanto, si nuestro Señor no se hubiera encarnado, hubiera permanecido siempre
escondido en el seno del Eterno Padre y hubiera seguido siendo desconocido para los hombres.

Ciertamente, en la Encarnación dejó ver algo que no cabía en la mente humana, ni
hubiera podido nunca comprender: que Dios se hizo hombre y que el hombre se hizo Dios. El inmortal, mortal; sujeto al calor, al frío, al hambre, a la sed... en resumidas cuentas: el hombre divinizado y Dios humanizado. De forma que Dios, sin dejar de ser Dios, sea hombre, y el hombre, sin dejar de ser hombre sea Dios.

¡Bien se puede decir que cuando los Magos besaron los pies del Niñito recién nacido, besaron los pies de Dios! Pero ¿Cómo de Dios? porque Dios, en cuanto Dios, no tiene cuerpo; y si no tiene cuerpo ¿Cómo le besaron los Magos los pies? Y sin embargo es así porque a causa de la unión de las naturalezas, no resulta más que una Persona.

Ambas naturalezas están de tal manera unidas que se puede decir sin que sea
blasfemia: esta Sangre es la Sangre de Dios, la Sangre del Cordero muerto por los
pecados de los hombres. Dios ha sido flagelado... azotado... las manos de Dios fueron extendidas y clavadas sobre la Cruz...

Podemos hablar así con toda verdad por la estrecha unión entre la naturaleza
humana y la divina. 

(Sermón a las religiosas de la Visitación el 24 de diciembre de
1620)

🙏Oremos: antífona del Magnificat


¡Oh Sabiduría! Que brostaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la prudencia.

O Sapiéntia, quæ ex ore Altíssimi prodiísti, attíngens a fine usque ad finem, fórtiter suavitérque dispónens ómnia: veni ad docéndum nos viam prudéntiæ.

-A continuación, te invitamos a rezar el Magnificat. 


🎁Regalo al Niño Jesús para el 17 de diciembre.

Cada uno puede agregar las oraciones o sacrificios que crea conveniente. Nosotros proponemos:

Hacer la confesión sacramental para prepararnos mejor al misterio de la Navidad*. (Aprovechamos para recordar que se recomienda a lo largo del año, confesarse con una frecuencia de cada ocho o quince días).

Oración de la comunidad

Oración de Vísperas I del 25 de diciembre

Dios todopoderoso: por este nacer nuevo de tu Hijo en nuestra carne, seamos liberados del yugo en que nos tiene esclavizados el pecado. V. Por el mismo, nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén Orémus: Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut nos Unigéniti tui nova per carnem Natívitas líberet; quos sub peccáti iugo vetústa sérvitus tenet. V. Per eúndem Dóminum nostrum Iesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Ámen. (Diurnal del Breviario Romano Tradicional)

¡Gracias! 44 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena de Navidad con San Francisco de Sales

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