Inquietos y preocupados, cuando solo basta una cosa

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En este mundo de tantas prisas, que bien nos sienta parar por un momento.

En este mundo de tanto ruido, que bien nos viene hacer silencio.

Porque en ese parón y en ese silencio, encontramos lo que realmente importa. Una sola cosa que puede cambiar el corazón. Más que una cosa, es un Dios. Un Dios que se hizo carne y que llena nuestra vida de lo más necesario: su presencia

Paro, hago silencio y escucho su voz. Dios me habla bajito y luego lo proclamo con la vida a los cuatro vientos

Oración de la comunidad

Irradiando a Cristo (Beato John Henry Newman)

Amado Señor, ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya. Inunda mi alma de espíritu y vida. Penetra y posee todo mi ser hasta tal punto que toda mi vida solo sea una emanación de la tuya. Brilla a través de mí, y mora en mi de tal manera que todas las almas que entren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en mi alma. Haz que me miren y ya no me vean a mí sino solamente a ti, oh Señor. Quédate conmigo y entonces comenzaré a brillar como brillas Tú; a brillar para servir de luz a los demás a través de mí. La luz, oh Señor, irradiará toda de Ti; no de mí; serás Tú quien ilumine a los demás a través de mí. Permíteme pues alabarte de la manera que más te gusta, brillando para quienes me rodean. Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón. Amén

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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