Padre Pío te habla hoy
_"Esta alma, tan encendida de Dios, en absoluto se reconoce como tal. Cree que no ama a Dios y, por mucho que la pobrecita se esfuerce por amarlo, le parece que el Señor no sólo no acepta su amor, sino que incluso lo rechaza. De aquí surge en su corazón el pleno convencimiento de que será rechazada por Dios para siempre, sin esperanza alguna de que Él regrese al alma.
Con todo, a pesar de este convencimiento, el alma no desespera; son más insistentes los clamores que eleva al cielo; su golpear a la puerta del huésped divino es continuo, incluso estando convencida de que jamás le será abierta esa puerta, de que el cielo jamás extenderá su reinado sobre ella.
¡Pobrecita! ¡¿Cómo debe actuar para sostenerse?! ¿Quién es el que de hecho la sostiene? Debe convencerse de que Dios, a quien el alma considera lejos, está dentro de ella y obra en ella, con una actuación cuyas acciones y eficacia son iguales a su amor por sus creaturas.
He aquí, en resumen, puesto al desnudo, el estado actual de tu alma. A ti no te queda más que resignarte, bendecir la mano de quien te conduce por una vía extraña, sí, pero acertadísima para el fruto que de ella viene a tu espíritu. Estate segura de que, si bien es cierto que el cielo te parece totalmente negro y lleno de nubes para ti, está muy sereno en tu espíritu. Esta serenidad tú no la ves, no la puedes ver, y no debes verla porque así lo quiere Dios y porque esto es lo mejor para tu alma; pero, entre tanto, la serenidad resplandece y yo te lo aseguro en el Señor y con el Señor"._
Ep. III, 167
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6