Faustina, una amiga que no nos juzga

Recta, simple, consciente de sus límites, Faustina se deja poco a poco transformar por Jesús. Cristo va a hacer de ella la portavoz universal de su misericordia, en los albores de un siglo XX trágico, sumido en las tinieblas por los filósofos de la duda. Nunca las ideologías dominantes habían hecho correr tanta sangre de mártires como en el segundo milenio. ¡Misericordia! Será la respuesta de Dios, a través de un corazón confiado, sufrido, obediente y entregado de la joven y tímida Faustina; un corazón que se dejó habitar por Dios al punto de devenir corazón de misericordia universal. Muere a los 33 años, a la misma edad de Cristo