La Dignidad y el miedo

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   El miedo es una emoción natural del ser humano, que ayuda al equilibrio en nuestro modo de actuar y en las situaciones o acciones que nos involucramos. El detalle está cuando este miedo nos sobrepasa y comienza a ser una carga en nuestra vida, limitando las acciones, generando excesiva angustia, ansiedad y una baja calidad de vida. En este punto comparto una frase que recientemente leí en un libro y es la siguiente: "El miedo rebaja trágicamente nuestro nivel de vida"(Vallés, 1995) esto ilustra un poco lo comentado líneas mas arriba y además enmarca lo siguiente: si el miedo es tan elevado como para alterar gravemente nuestra calidad de vida, entonces se pudiera decir que también afecta nuestra dignidad como persona.  

    El miedo puede llegar a ser un arma de doble filo, si no es llevado adecuadamente, ejemplo de esto lo encontramos en el miedo a la soledad, al fracaso, a lo desconocido, porque son miedos que pueden limitar nuestra acción, permitir que sucedan cosas que afecten nuestra autoestima o nos expongan al sufrimiento o en ocasiones hasta el "masoquismo" por tolerar cosas o hasta humillaciones que no merecemos por la mera razón de ser humano. 

    No tengamos miedo de dejar la zona de confort, y mas cuando nuestra dignidad puede estar en juego, seamos los primeros en apostar por una mejor calidad de vida y por mantener una adecuada autoestima, si Dios nos creo con amor y para ser felices, ¿por qué aferrarnos a lo que nos hace daño?.

    Aprovecha hoy y en un momento del día piensa en tus principales miedos y temores y como ellos están afectando tu vida, ¿será que tu mism@ los estas alimentando? , ¿están afectando tu dignidad como persona?  ¿tienes las herramientas necesarias para superarlos?

     Pide la fortaleza al Espíritu Santo para saber luchar contra los miedos que te paralizan y debilitan tu valía personal y para que te muestre el camino a seguir para superarlos. 

        Sigue caminando hacia el fortalecimiento de tu dignidad... ;) 

Oración de la comunidad

Oración a San Juan Pablo II

¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición! Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús. Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra. Bendice las familias, ¡bendice cada familia! Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia. Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz. Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén. Cardenal Angelo Comastri Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano

¡Gracias! 7 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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El camino de la dignidad

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