Mayo 16: Cuarto día: Amor a la Iglesia

Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
¡Amén!



Oración preparatoria para todos los días

¡Oh, Santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia¡ te dignaste manifestar en Fátima la ternura de tu Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en tu maternal misericordia y agradecidos por las bondades de tu amantísimo Corazón, venimos ante ti para rendirte tributo con nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente tu mensaje de amor, y en especial la que te pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y provecho de nuestras almas.

¡Amén!


 

Cuarto Día

¡Oh Santísima Virgen María, Reina de la Iglesia! que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus sencillas almas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de tu Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la Santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia de los sacramentos.

¡Amén!



Meditación del Cuarto Día

La Santísima Virgen confía a los niños un secreto para bien de ellos, pero no para enriquecerse. Les dice que su Hijo Jesús quiere servirse de Lucía para dar a conocer y amar la devoción a su Inmaculado Corazón rodeado de punzantes espinas, que simbolizaban los agravios de los hombres.

Francisco y Jacinta siguieron siendo niños normales que, respondiendo a la gracia de Dios que trabajaba en ellos, demostraron que estaban listos para poner de lados sus intereses personales para satisfacer a Dios y a sus vecinos y lo hicieron con alegría.

Es de admirar la manera cómo vivieron y testimoniaron la fe en sus escasos años de vida, más allá de la oposición, amenazas y hasta castigos sufridos a tan corta edad.

Los niños rezaban, ayunaban, hacían sacrificios y meditaban. Además, sabiendo que Jacinta y Francisco iban a morir prematuramente, como les había anunciado la "Señora" en uno de sus mensajes, no se quejaban, sino que seguían rezando, felices de "ofrecer su vida a Dios para la conversión de los pecadores".

Los tres pastorcitos fueron considerados como perturbadores del orden público, fueron encarcelados, pero luego liberados por presión popular. En una ocasión, el alcalde de la localidad arrestó a los niños y los amenazó con freírlos vivos en aceite hirviendo si no admitían que su historia era falsa.  Pese a esto y a otras amenazas y castigos, los niños nunca se rindieron, siempre se mantuvieron firmes en su fe en "Nuestra Señora", que fue creciendo con el pasar del tiempo, hasta su muerte. 


Francisco y Jacinta llegaron a la santidad no por haber sido testimonios de las apariciones, sino porque, a su corta edad, vivieron en forma heroica sus virtudes cristianas. – Paolo Molinari


Queremos, ¡oh, Madre mía consolarte y desagraviarte! Inspiranos. 



Oración Final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos otorgó el premio de la salvación eterna! Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

¡Amén!



Ciclo Mariano: Segunda aparición, 13 de junio de 1917

La segunda vez que la Virgen María se les presentó a los tres pastorcitos tuvo lugar el 13 de junio de 1917, justo después de haber rezado el Santo Rosario. Para ese entonces ya se habían reunido más de 50 personas en el lugar indicado.

Es en esta aparición que se establece la devoción al Inmaculado Corazón de María, pues en ella Nuestra Señora les pidió a los niños que rezaran el Rosario y que aprendieran a leer.


– ¿Qué es lo que quiere de mí? – Lucía pregunta.
«– Quiero que vengan aquí el día 13 del próximo mes, que recen el Rosario todos los días y que aprendan a leer. Después les diré lo que quiero.»

Entonces Lucía le pidió la curación de una persona enferma.
«– Si se convierte, y se curará a lo largo del año.»

– Lucía también le dijo que ella quería pedirle que los llevara al Cielo.
«– Sí; a Jacinta y a Francisco me los llevaré dentro de poco, pero tú te quedarás en la tierra algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.»


– Lucía preguntó con mucho dolor: ¿Me quedo yo aquí solita?
«– No, te aflijas. ¡No te desanimes! Yo nunca te abandonaré. Mi Inmaculado Corazón te servirá de refugio y a través de él irás a Dios.»

En ese mismo instante, la Virgen abrió las manos y les comunicó, por segunda vez, el reflejo de una luz inmensa que la envolvía. En ella los pastorcitos se sentían como sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de esa luz que se elevaba hacia el Cielo y Lucía en la que se esparcía sobre la tierra. 

Al frente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora, había un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. 

Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, deseando ansiosamente reparación.Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010


La aparición terminó luego como en la primera ocasión, con la Señora elevándose hacia el oriente y desapareciendo en la "inmensidad de los cielos."


Francisco muy impresionado con lo que había visto, le preguntó después a Lucía:

"¿Por qué la Virgen estaba con un corazón en la mano irradiando sobre el mundo aquella luz tan grande que es Dios? Tu, Lucía, estabas con Ella en la luz que bajaba a la tierra y Jacinta y yo en la que subía al cielo."

– Lucía  le respondió a Francisco con mucho dolor: "Es que tú, con Jacinta, irán dentro de poco al cielo. Yo me quedaré acá en la tierra con el Corazón Inmaculado de María."


A pesar de la alegría que los tres pastorcitos experimentaban durante esos preciosos momentos, las dificultades, la tristeza y el dolor causado por la falta de compresión no cesaba, aunque moderado por la confianza de algunos de los presentes en Cova de Iría. Ellos sabían que algo inusual había ocurrido, algunos percibieron los "rayos", otros percibieron un cierto oscurecimiento del sol, otros una pequeña nube gris que iba y venía mientras ocurría la aparición y al final de cuentas todos ellos creyeron. 

Además, las dificultades con sus familias no cesaron, especialmente con sus madres, quienes estaban verdaderamente alarmadas ya que los eventos no sólo continuaban sino que además se extendían por la comarca. A ésto hay que añadirle la "actitud cautelosa" del párroco, que sospechaba que después de todo esto fuera a ser real,  pero de origen demoníaco.



Oración de la comunidad

Oración a la Virgen de Fátima (Papa Francisco)

Bienaventurada María, Virgen de Fátima, con renovada gratitud por tu presencia maternal unimos nuestra voz a la de todas las generaciones que te llaman Bienaventurada. Celebramos en ti las grandes obras de Dios, quien nunca se cansa de inclinarse misericordiosamente hacia la humanidad afligida por el mal, y herida por el pecado, para curarla y salvarla. Acoge con benevolencia de Madre nuestra oración que hoy hacemos con confianza, ante ti, nuestra querida Madre. Estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a ti. Custodia nuestra vida entre tus brazos; reavive y alimenta la fe; bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostén e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos por el camino de la santidad. Enséñanos tu mismo amor de predilección por los pequeños y por los pobres, por los excluidos y por los que sufren, por los pecadores y por los extraviados de corazón: congrega a todos bajo tu protección y entréganos a todos nosotros a tu Adorado Hijo, Jesús, nuestro Señor. ¡Amén!

¡Gracias! 351 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a Nuestra Señora de Fátima

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