Al final de los tiempos, sólo quedarán el cielo y el infierno. Sin embargo, en la espera existe un lugar algo misterioso llamado purgatorio. Cuando el alma muere si ella está en la amistad de Dios y que no tiene ninguna mancha en su alma, él es pura, ella puede entrar en el cielo directamente.

 

Ahora, si ella no está en la amistad de Dios, ella va al infierno inmediatamente y si ella está en la intimidad de Dios y se encuentra en estado de gracia pero que no ha expiado suficientemente sus pecados, el alma va a este lugar de purificación, que se conoce como purgatorio. Es importante entender que se trata de un lugar de espera, un lugar de purificación, un poco como el guardarropa que está antes de la sala de bodas…Si la vida eterna es el banquete de nuestra eternidad, pues bien, existe este guardarropa en el cual uno se prepara. Y es algo natural…No es Dios quien envía las almas al purgatorio, son las almas mismas que al momento del juicio particular, estiman que no están listas para entrar enseguida al cielo.

 

Ellas van a ese lugar de espera y de purificación, en donde pueden hacer penitencia, expiar, reparar. Es como si se tratara del sentido común: de la misma manera que cuando ofendemos o hacemos daño a alguien, una persona importante, a alguien a quien queremos; no es suficiente decir “te presento mis disculpas” … No.  Sino que vamos humildemente a pedir perdón y luego, vamos a intentar recuperar la amistad de esta persona por medio de palabras y gestos. Una actitud que manifieste que nosotros hemos cambiado verdaderamente y que deseamos recuperar esta amistad. El purgatorio es así un lugar de espera.

 

Antes de entrar al cielo, existe a la vez esta alegría extraordinaria de ser salvos y al mismo tiempo, este sufrimiento que es real de no estar en la visión de Dios. Y nosotros, los vivos podemos orar, hacer esfuerzos y pequeños sacrificios, ofrecer nuestro deber de estado cotidiano por las almas del purgatorio. Y la oración más bella es el santo sacrificio de la eucaristía. Nosotros, por supuesto podemos ofrecer misas e ir a la eucaristía; ofrecer incluso la comunión por las almas del purgatorio; orar por ellas y santificarnos avanzando en el amor de Dios. De esta manera, podemos beneficiar todos los miembros del cuerpo místico, especialmente las almas del purgatorio.

 

Así que la oración, la penitencia, el sacrificio, la santificación de mi deber de estado, mi progreso en la vida cristiana, en la vida espiritual hacia la santidad; todo esto puede ayudar a estas pobres almas, aquellas que llamaos los fieles difuntos y que esperan nuestra ayuda.

Por el Padre Christophe Beaublat!

Hoy, oremos por las almas del purgatorio

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno. Conduce al cielo a todas las almas, especialmente a las  más necesitadas de Tu Infinita Misericordia.

Oremos

Oremos por los fieles difuntos con la oración de la comunidad en el botón "Oro"