Los Misterios Dolorosos: Corona de Espinas - Texto de San Bernardo de Claraval

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Hoy, meditaremos el tercer misterio doloroso, cuyo fruto es el arrepentimiento de  los pecados de orgullo

Meditemos "La coronación de espinas de Jesucristo", con un texto de San Bernardo de Claraval.


Que los pecadores lo contemplen, entonces, con su corona de miseria, es decir, con su corona de espinas, y se sientan arrepentidos.


“Por el momento, Él se presenta ante nosotros no como es, sino como se hizo por nosotros, Él, nuestra Cabeza Coronada, no con gloria sino con espinas, con las espinas de nuestros pecados.
¡Oh, qué rey! ¡Qué tiara!


¡Qué vergüenza no sería para nosotros, sus miembros, perseguir la gloria, mientras nuestra Cabeza aparece bajo semejante ignominia, sin brillo ni belleza, sin nada que se le parezca!


¡Qué vergüenza para sus miembros mostrarse codiciosos de deleites bajo una Cabeza coronada de espinas, especialmente porque la púrpura que cubre sus hombros, por el momento, no es de honor sino de escarnio!

¡Oh el último y el más noble! ¡Oh, el humilde, y al mismo tiempo el sublime! ¡Oh el oprobio de los hombres, pero la gloria de los ángeles! ¡Nadie es más grande que Él, y nadie más humilde! De hecho, está cubierto de saliva, saciado de ultrajes, condenado a la muerte la más infame, puesto en el rango de los delincuentes.

Así como su paciencia es única, su humildad es admirable. Su paciencia fue singular y única, porque, en verdad, sobre su espalda los pecadores golpeaban como herreros en el yunque, lo extendían sobre el leño hasta el punto de poder contar todos sus huesos, lo agredían por todos lados, y Él, el poderoso baluarte de Israel, era traspasado con clavos en manos y  pies.

Y durante todo este tiempo, como un cordero llevado al matadero, como una oveja frente al esquilador, no abrió la boca, no murmuró contra el Padre que lo envió, ni contra el género humano por quien, en su inocencia, Él iba a pagar la deuda, o contra el pueblo que era su pueblo, de quien recibió tantos males por tantos beneficios.

Yo recordaré sus fatigas, ultrajes, abucheos, burlas,  reproches, sus clavos y todo lo que sufrió en él o sobre él. Y ahora, por su fuerza, yo caminaré tras sus pasos; yo tengo un modelo a seguir, no me queda nada más que imitar y seguir sus huellas. De lo contrario, se me pedirán cuentas, a mí también, de la sangre del Justo derramada sobre la tierra.  Si yo me muestro ingrato ante tanto amor, si insulto el espíritu de gracia, si considero profana la sangre de la Alianza, habré pisoteado al Hijo de Dios".

Textos tomados de los sermones, homilías, cartas y escritos de San Bernardo de Claraval

 

Intención: orar por las víctimas del abuso

Señor, te confió todas las personas que han sido víctimas de abuso sexual,

de abuso de conciencia y de poder por parte de personas de la Iglesia y de otras instituciones.

También te confió su sufrimiento al haber visto estos abusos sin ser atendido o

bien manejados por las personas a cargo, dejando que esas acciones continuaran sobre ellos y sobre otros.  

Ven, posa tu mano sobre ellos, alivia su inmenso dolor y cura sus heridas.

Permite a estas personas reconstruirse y realizarse completamente.

Intercede para que este contacto traumático con la Iglesia

no sea un freno para conocer tu Amor inagotable por cada uno de ellos.  

Pon en sus caminos, te lo ruego, a las personas que los acompañarán y

darán testimonio de la verdadera cara de su Hijo en la Iglesia.

Finalmente, permíteles que un día encuentren fortaleza y la gracia,

para perdonar a aquellos que les causaron mal.  

Con María y con San Miguel te lo pedimos en el nombre de Jesús.

¡Amén!

Oremos

Un Padre Nuestro, 10 Ave María, y las oraciones a María y San Miguel haciendo clic en "Oro" a continuación. Todos los días, una decena. Al final, habremos orado un Rosario completo al final: ¡mantenfamos firmes hasta el final! 

Finalmente, comparte esta publicación en las redes sociales: ¡aquellos que no participan en la oración durante todo el mes pueden al menos orar con este texto!

Oración de la comunidad

“Sub Tuum Praesidium" (Bajo tu amparo) y oración a San Miguel Arcángel

“Sub Tuum Praesidium" Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita! Oración a San Miguel Arcángel “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén”.

¡Gracias! 294 personas oraron

4 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Rezar el Rosario: luchar contra el mal y proteger la Iglesia

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