Los ojos fijos en Jesucristo
En la obra misionera de san Daniel Comboni no hay nada de aventura personal o de búsqueda de reconocimiento. Los ojos fijos en Jesucristo, Comboni se preocupa exclusivamente de la salvación propia y de la ajena. Con el lenguaje propio de la época así lo expresa en una de sus cartas:
A mí no me importa nada el humo de la gloria del mundo que se disipa y desaparece, y sería muy feliz si después de una vida consagrada a Dios entra las fatigas del apostolado pudiese salvar mi alma y evitar el infierno. Todo lo demás es nada, y el que saborea el incienso de una alabanza pasajera y fugaz es digno de compasión.
Por intercesión de san Daniel Comboni oramos por todos los misioneros y misioneras, para que olvidándose de sí mismos, pongan todas sus energías en seguir a Jesús y construir su Reino.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6