Buen día, Espíritu Santo!

Cuando al despertar saludamos a Aquel que anima nuestras vidas y atrevidamente nos animamos a preguntarle ¡¿qué podemos hacer juntos hoy?! experimentamos la gracia abriendo senderos.

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Nacimos para encarnar un trecho de La Palabra: “reconstruir moradas en ruinas”, “reparar brechas”, “restaurar cimientos”. Nacimos en “orden de batalla”.

Sólo somos un trecho, un versículo de La Palabra. Necesitamos de todos los carismas, de todas las comunidades y realidades eclesiales y nos sentimos movidos y llamados a tender puentes que encaminen a la unidad, “buscando juntos, pidiendo juntos la gracia de la unidad” porque “la desunión es una herida en el cuerpo de la Iglesia de Cristo. Y nosotros no queremos que esa herida permanezca” (Santo Padre Francisco)

Comunidad Carismatica Piedras Vivas - Estatutos #1.4.2

Oración de la comunidad

Coraza

Padre y Señor Nuestro, Señor del Cielo y de la Tierra, Creador de todo lo visible y lo invisible. Tuyo, es el Reino, Tuyo es el Poder y la Gloria. Soberano de nuestros corazones, Digno de alabanza, Digno de adoración, mi corazón es todo Tuyo, como Tuyas son mis fuerzas, mi mente, mi alma, mi cuerpo y mi espíritu. A Ti te rinden honores cada una de mis células, Mis entrañas tienen grabado Tu sello de pertenencia. Tu eres el Soberano, mi Salvador y Redentor. Tú, Príncipe de la Paz eres mi paz. Mi vida está en Tus manos; El trono de mi corazón Te pertenece y no hay nada que merezca mi atención, sino aquello que procede de Ti y a Ti me conduce. Proclamo el Poder de Tu Santísimo Nombre sobre cada una de las áreas de mi vida. Proclamo Tú Soberanía sobre mis pasos, sobre mis acciones, sobres mis pensamientos, sobre mis palabras, sobre mis miradas, sobre mis silencios. Derrama en este momento Tu Sangre Preciosa como una coraza de protección. Tú Sangre me cura. Tu Sangre Redentora mi libera. Tú Sangre Poderosa me Salva. Y recibo esa protección, esa fortaleza que solo viene a mi porque me hiciste uno Contigo, porque en el Bautismo me engendraste a la Vida Nueva; porque me hiciste renacer del Agua y del Espíritu y en Ti está la Autoridad y el Poder que destierra las fuerzas del maligno que se quieren apropiar de lo que no les pertenece. Por eso avanzo, acorazado, fortificado, en Tú Santísimo Nombre, contra el reino de las tinieblas que quiere avasallarme. Con óleo Santo sea ungido mi ser: cuerpo, alma y espíritu; mi familia y mi trabajo. Que sean protegidas las entradas y salidas del territorio que piso y en el cual me muevo; Que sean cubiertos los techos, los pisos y los muros de mi hogar para que ningún príncipe del mundo pueda acampar. Que sean destruidas las fuerzas satánicas que quieren robar, matar y aniquilar la Vida de la Gracia que derramas en abundancia sobre aquellos a quienes amas y proteges. Que sea invalidado todo plan siniestro contra nosotros, Tus hijos. Que sean atados y encadenados los principados y potestades, los soberanos de este mundo y las huestes satánicas que trabajan en la destrucción de mi comunidad, de mi país, del suelo que piso, de mi parroquia, de la Iglesia, de los que estamos sellados con el Nombre Santo y Soberano de Jesucristo, Dios y Señor nuestro. Que sea humillada y pisoteada la Cabeza de la serpiente por los pies benditos y santos de la siempre Virgen María. Que sea levantada y blandida la espada victoriosa de San Miguel Arcángel y resuene por los Cielos y la Tierra: ¡¿Quién como Dios?! Hoy y siempre. Amén!