Viernes de adoración, ¡qué dicha encontrarte en la intimidad!

Cada semana, estamos invitados a un encuentro de adoración. A contemplar la gloria de Dios y a ser partícipes de su acción transformadora en nuestra vida. ¡Gloria a Dios, paz a los hombres!

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¡Qué alegría que estés aquí!

¿Por qué debemos adorar?

La adoración es la oración que nos hace reconocer a Dios como inicio y final de toda la historia.”, Papa Francisco 25/11/2020

 

Objetivo de nuestra comunidad

Nuestro propósito: adorar en la intimidad de nuestro espíritu, pero unidos en la adoración perpetua de la Iglesia y de la Creación.


Cada día Dios nos llama al encuentro y te propongo:

  • Que nos permitamos encontrarlo en la profundidad de nuestro ser, en el silencio honesto de acallar la mente y sus razones, sintiendo sobre nosotros su mirada.     
  • Que nos regalemos el gozo de la contemplación… dejándonos sólo llenar de su presencia.
  • Que nos embarquemos en la aventura de reconocer su obra en nuestra historia.


La vida es un continuo encuentro con el Señor, Él nos llama asiduamente a nutrirnos de su Amor, a reforzar la fe y a renovar la esperanza.

A veces jugamos a las escondidas o nos hacemos los distraídos… ¿Quieres dejarte encontrar?

Si aceptas, en esta Comunidad encontrarás cada viernes:

  • 📜 Un versículo de la Palabra que ilumine nuestro encuentro.
  • 🔖 Una breve reflexión que nos guíe a la contemplación.
  • 🙏El tiempo que consideremos necesario para adorar en silencio.                                                                                                                                                         

¡Por favor no olvides acompañar la oración de la Comunidad!

¡Nos vemos el próximo viernes!      


 Imagen de Paco Silva en Pixabay.                            

Oración de la comunidad

Oración de la Comunidad

“Dáteme a mí, Dios mío, y devuélvete a mí. He aquí que te amo, y si aún es poco, que yo te ame con más fuerza. No puedo medir a ciencia cierta cuánto me falta del amor para que sea bastante, a fin de que mi vida corra entre tus abrazos y no me aparte hasta que sea escondida en lo escondido de tu rostro.” San Agustín, Confesiones.