Descubre las principales preguntas y respuestas sobre Satanás basados en el Catecismo de la Iglesia Católica. Al final de este artículo, te invitamos a descubrir otras principales preguntas sobre la fe cristiana.
Charles Baudelaire dijo una vez: "El mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe”.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que, ¡Satanás o el Diablo sí existe! Al respecto, el número 538 del Catecismo de la Iglesia Católica narra que Satanás tentó a Jesús en el desierto: “Los evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan: "Impulsado por el Espíritu" al desierto, Jesús permanece allí sin comer durante cuarenta días; vive entre los animales y los ángeles le servían (cf. Mc 1, 12-13). Al final de este tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo se aleja de él "hasta el tiempo determinado" (Lc 4, 13)”.
Es un hecho que Jesús triunfó sobre Satanás en el desierto. ¡El venció!, y así nos lo muestran varios números del Catecismo:
539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.
566 La tentación en el desierto muestra a Jesús, humilde Mesías que triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de salvación querido por el Padre.
635 Jesús, "el Príncipe de la vida" (Hch 3, 15) aniquiló "mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo y libertó a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud "(Hb 2, 14-15). En adelante, Cristo resucitado "tiene las llaves de la muerte y del Infierno" (Ap 1, 18) y "al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos" (Flp 2, 10).
636 En la expresión "Jesús descendió a los infiernos", el símbolo confiesa que Jesús murió realmente, y que, por su muerte en favor nuestro, ha vencido a la muerte y al diablo "Señor de la muerte" (Hb 2, 14).
2853 La victoria sobre el “príncipe de este mundo” (Jn 14, 30) se adquirió de una vez por todas en la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su Vida.
1086 "... El Hijo de Dios, con su muerte y resurrección, nos ha liberado del poder de Satanás y de la muerte”.
1708 Por su pasión, Cristo nos libró de Satán y del pecado. Nos mereció la vida nueva en el Espíritu Santo. Su gracia restaura en nosotros lo que el pecado había deteriorado.
Satanás ha perdido definitivamente, pero quiere que más almas se pierdan con él, y para eso utiliza muchas armas, entre ellas, el desánimo. Además, Satanás puede tratar de atacar al hombre, tentándolo con la ilusión de tener, las apariencias y el orgullo.
Resulta esencial ser consciente de las actividades que deben evitarse, ya que constituyen una puerta de entrada del Diablo. Por ejemplo, podemos pensar en todas las formas de adivinación como la consulta de los horóscopos, la astrología, la clarividencia, los médiums (n° 2116), las prácticas de magia y la brujería (n° 2117), el espiritismo, el ocultismo y muchas otras actividades.
¿Debemos tenerle miedo al Diablo?
No tenemos ninguna razón para temerle al Diablo, por el contrario, debemos procurar llevar una vida cristiana conforme, participando lo más fielmente posible en los sacramentos, especialmente en el Sacramento de la Eucaristía y en el sacramento de la reconciliación, tener una vida de oración, vivir las bienaventuranzas, hacer buenas obras y aprovechar al máximo nuestra libertad.
El número 1673 del Catecismo aborda de manera amplia la temática del exorcismo: “Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf Mc 1,25-26; etc.), de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne llamado «el gran exorcismo» sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante, asegurarse , antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de un presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf. CIC can. 1172)”.
Generalmente, cada diócesis cuenta con un padre exorcista, que fue nombrado previamente por el obispo para ejercer esta función.
En Hozana, te ofrecemos diversas comunidades de oración en línea para profundizar en nuestra fe y orar para ser fieles a nuestro bautismo, de modo que evitemos caer en la tentación. Por ejemplo, el Evangelio con comentarios en audio, esta comunidad para rezar el Rosario y pedir la protección contra el mal, y este retiro con 7 pasos para levantarte, en caso de haber caído en el desánimo o la tentación.