Milagros de Santa Teresita del Niño Jesús

Los milagros en la vida de Teresa

Cuando era sólo una niña, la pequeña Teresita recibió un milagro de sanación. A la edad de 9 años se enfermó y su condición empeoró rápidamente. De inmediato, su familia se reunió para rezar a Nuestra Señora de las Victorias. El 13 de mayo de 1883, Teresa comenzó a rezar con sus hermanas delante de la estatua familiar de la Santísima Virgen María, cuando vio repentinamente su sonrisa e inmediatamente fue sanada por completo. Este milagro marcó la vida de Teresita, quien poco después emprendió su vuelo espiritual, manteniéndose llena de amor por la Madre de Jesús toda su vida.

Milagros en la muerte de Santa Teresa

El funeral de la Hermana Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz se celebró el 4 de octubre de 1897 en presencia de su familia y algunos amigos. Las monjas carmelitas amaban a esta joven hermana y a su muerte recordaron a Teresa de la siguiente manera: “No hay nada que decir de ella, era muy buena y humilde, se desvanecía, una no la notaba, nunca hubiera sospechado su santidad” La joven carmelita fue enterrada de forma muy sencilla, pero, como el pequeño grano de trigo que cayó en la tierra, su verdadera vida no hacía más que empezar. De hecho, durante su vida en la tierra, Santa Teresa sintió este llamado a ser especialmente activa en el Cielo, por lo cual profetizó esto: "Presiento que mi misión va a comenzar, mi misión de hacer amar a Dios como yo lo amo, de enseñar mi caminito a las almas...Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra…”

Desde el año 1899, sucedieron muchos milagros y sanaciones en la tumba de Teresita. Este es el caso de la pequeña Reina Fauquet, una niña ciega de 4 años de Lisieux y quien fue curada en la tumba de Santa Teresa. Cabe anotar que antes de morir, Santa Teresita había anunciado: "Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas". De hecho, eso que se llama “lluvia de rosas” es la multitud de milagros que sucedieron después de su muerte por su intercesión. Por ejemplo, Santa Teresa intercedió poderosamente durante la Primera Guerra Mundial. En las trincheras, muchos soldados confiaron en su "florecita" y dieron testimonio de su protección efectiva.

Milagros en la difusión de la obra “Historia de un Alma”

Después de la muerte de Santa Teresa, la Madre Inés hizo que publicaran los manuscritos autobiográficos de la joven recién fallecida, con el título de Historia de un alma. Como dicta la tradición, estos manuscritos fueron enviados a todas las carmelitas ¡y su éxito fue inmediato!: mucha gente leyó la obra de Sor Teresa del Niño Jesús y luego “el boca a boca” hizo el resto... Además, muchos fueron impactados y empezaron a leer el libro, luego empezaron a rezar a la "pequeña Teresita" y sus peticiones fueron respondidas. Por lo anterior, escribieron al convento de las Carmelitas para contar los hechos milagrosos que acababan de suceder. Luego, una cosa llevó a la otra: muchas personas comenzaron a leer el libro y a dar testimonio no sólo del poder de la intercesión de Santa Teresa sino de lo maravilloso de su obra. La devoción a Santa Teresa creció rápidamente y el Carmelo de Lisieux se encargó de archivar todas las cartas que relataban estos hechos milagrosos.

Milagros seleccionados para la canonización

Para que se abriera el proceso de canonización era necesario que se reconocieran y autentificaran dos milagros. Uno de ellos fue la sanación de María Pellemans, una mujer belga que había venido en peregrinación a la tumba de Santa Teresa. Había estado sufriendo de tuberculosis intestinal desde 1919.

A continuación, el testimonio que dio en el convento de las Carmelitas en Lisieux: "Fue en el convento de las Carmelitas donde concebí el deseo de pedir mi sanación, con la finalidad de poder realizar el sueño de mi vida: ser una Carmelita. A pesar de mi extremo cansancio, quería volver a la tumba. Tan pronto como estuve allí, un sentimiento muy dulce y sobrenatural invadió mi ser, un bienestar celestial penetró en mi alma y en mi cuerpo, me sentí como si estuviera en otro mundo, inundada por un océano de paz. Fui penetrada por una emoción tan extraordinaria que internamente pensé: ¡Seguro que estoy sana! El martes 27 de marzo, nos fuimos a casa. Mi padre, muy conmovido, no podía creer en mi curación... Al escuchar hablar del prodigio, el doctor vino a visitarme, me examinó detenidamente y luego, también sorprendido, concluyó: "No lo entiendo, usted ha sido cambiada por completo, esto no se puede explicar naturalmente, ya que el estómago y los intestinos eran incurables. De verdad, si esta transformación persiste, podremos decir que es un gran milagro".

-Traducido del francés por Hozana.

Los restos de Santa Teresa

Hoy en día, el culto a la pequeña Teresa se ha extendido por todo el mundo y, aunque es imposible que todos los que veneran a la santa peregrinen hasta el santuario de Lisieux, Santa Teresita llega a ellos a través de sus restos, que desde 1994 han estado viajando por el mundo y que hasta la fecha, han recorrido 70 países. De hecho, son sobre todo los carmelitas los que los reciben y esto permite organizar celebraciones y procesiones en su honor. De este modo, muchos de los fieles pueden acercarse a la santa y confiarle sus cargas. Así, es posible que el derramamiento de gracias que la pequeña enclaustrada de Lisieux prometió sea una realidad y que se cumpla su deseo de ser misionera.