Historia de un alma

La publicación de la colección Historia de un alma

Después de la muerte de Sor Teresadel Niño Jesús, la madre superiora de Lisieux, la Madre Inés de Jesús, reunió los escritos de Teresa para formar la colección "Historia de un alma". Esta colección constituye lo que se conoce como una circular necrológica, la cual se envía en primer lugar a la priora, luego a la Madre Marie de Gonzague y luego, como la tradición dicta, a todas las Carmelitas. El resto de las copias se venden. 

El trabajo realizado por la Madre Inés consistió en reunir los manuscritos que Teresa escribió, corregir los errores ortográficos,  unir, eliminar algunos pasajes y dividir la totalidad de la obra en capítulos. A esto se añadieron cartas y poemas de Teresa a petición de Madre Marie de Gonzague. De hecho, fue el tío de Teresa quien financió la publicación, temiendo que no se vendiera mucho. Para sorpresa de todos, se necesitó una segunda edición seis meses después. La obra se reeditó de nuevo, y su éxito inmediato no se detuvo. En 1901 se comenzaron a hacer las traducciones de la obra, y para 1956 Historia de un alma ya había sido publicada 40 veces.

En 1956, después de la muerte de la Madre Inés, Pío XII ordenó volver a los textos originales, y se publicaron los tres manuscritos autobiográficos, llamados manuscritos A, B y C. El Padre carmelita  Francisco de Santa María se encargó de preparar esta nueva edición con un equipo de monjas carmelitas de Lisieux. De este modo, la obra de Santa Teresa parecía haber sido renovada. A partir de 1969, un nuevo equipo siguió con este trabajo y publicó cartas, poemas, obras de teatro, oraciones y las "últimas entrevistas". Esta obra se completó en 1988 con la nueva Edición del Nuevo Centenario en ocho volúmenes (Cerf DDB), titulada "Obras completas", que fue presentada a Juan Pablo II y al cardenal Ratzinger en 1993.

Los tres manuscritos autobiográficos

El manuscrito A fue escrito a petición de la Madre Inés o Paulina, la hermana de Teresa. Una tarde de 1895, Teresa había contado a sus hermanas sus recuerdos de infancia. Entusiasmadas con sus historias, le pidieron que las pusiera por escrito. En lugar de los recuerdos de infancia que le solicitaron, Teresa decidió contar las "misericordias del Señor" para ella misma. Esta primera cuartilla era un largo agradecimiento por su infancia y juventud, primero en la familia y luego en el convento Carmelita. Teresa entregó esta cuartilla a la Madre Inés en su fiesta, el 20 de enero de 1895, diciéndole: A ti, Madre querida, a ti que eres doblemente mi madre, quiero confiar la historia de mi alma.”

El manuscrito B fue escrito a petición de María, la hermana de Teresa, quien también deseaba tener algunos de los recuerdos de su hermana. De hecho, el diario que le confió Teresita es una obra maestra de la espiritualidad teresiana.

El manuscrito C fue escrito por Teresa, quien estaba muy enferma, llegando al final de su vida. Luego que la Madre Inés se lo pidiera, ella termina poniendo sus últimas fuerzas para contar los recuerdos de su vida como carmelita. Este extraordinario texto fue llamado "el manuscrito de la caridad".

El impacto de la obra

En sus escritos, Teresa expresa su comprensión de la vida cristiana y la relación del alma con Dios. Ella, que rezaba para "hacer el bien en la tierra, después de su muerte, hasta el fin del mundo", profetizando humildemente que su misión póstuma sería "dar su caminito a las almas" y "pasar su Cielo haciendo el bien en la tierra". De hecho, a través del libro "Historia de un Alma", estas profecías se hicieron realidad. La obra conquistó el mundo y dio a conocer a esta joven hermana que había amado a Jesús hasta el punto de "morir de amor". Esta vida oculta ha estado brillando en el mundo por más de cien años. Gracias a estos escritos, la devoción a Santa Teresa se ha extendido por todo el mundo: innumerables vocaciones religiosas han nacido del encuentro con la pequeña Teresita y más de 50 congregaciones religiosas forman parte de la espiritualidad teresiana. El impacto de sus publicaciones póstumas hace de Santa Teresa una de las Santas más grandes del siglo XIX.