Evangelio según San Lucas 6,43-49.

Jesús decía a sus discipulos:
«No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos:
cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo?
Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica.
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»

Comentario del Evangelio

Talasio Líbico y Africano, higúmeno en Libia
Filocalia, Centurias I, 3-9, 15-16, 78,84 (Philocalie des Pères neptiques DDB-Lattès, 1995), trad. sc©evangelizo.org

Esconden la hipocresía bajo la cubierta del amor, los que “bendicen con la boca y maldicen con el corazón” (Sal 62(61),5).

El que ha adquirido el amor, soporta sin turbarse cosas que afligen y dan penas, suscitadas por los enemigos.

Sólo el amor une la creación a Dios y a los seres entre ellos, en la concordia.

Posee el amor verdadero el que no desconfía ni soporta palabras dichas contra el prójimo.

Es honorado por Dios y los hombres el que no comienza nada que pueda destruir al amor.

Lo propio del amor sincero es una palabra verdadera, que viene de una buena conciencia.

El que reporta a un hermano los reproches que vienen de otro, esconde celos bajo la cubierta de la bondad. (…)

Cuídate de la intemperancia y del odio y no encontrarás nada que te haga obstáculo en el tiempo de la oración.

De igual forma que no es posible sentir el perfume en el fango, no es posible sentir el buen perfume del amor en un alma rencorosa. (…)

El que no envidia a los buenos y tiene piedad de los malos, porta en él un mismo amor para todos.

No confíes en el pensamiento que juzga al prójimo, ya que “saca cosas malas de su tesoro de maldad” (cf. Mt 12,35; 6,21).


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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