La sequedad y la oscuridad del alma (1)

Queridos amigos:

He tratado varias veces este tema aquí y en la comunidad de las Moradas de Santa Teresa de Jesús. Alguno de vosotros me ha pedido también que hablara sobre esto y además creo que nunca será suficiente lo que podamos decir acerca de este tipo de dificultades que a todos nos acompañan en nuestra vida espiritual en mayor o menor medida. Además, es un tema recurrente en el gran maestro espiritual San Juan de la Cruz, ¿por algo será no? Por eso creo que vamos a dedicar varias semanas a esto.

La sequedad en la oración y en la vida espiritual es una etapa normal y necesaria por la que todos los cristianos pasan. Ahora bien, como en todo hay grados. Tampoco es lo mismo sequedad y oscuridad, digamos que oscuridad es un paso más allá. La profundidad de esta sequedad y oscuridad depende de muchos factores. El grado de purificación a la que Dios desea conducir el alma es una de ellas. Pero yo diría también que la sensibilidad de la persona influye mucho en esto. Las personas más sensibles captan con mucha mayor intensidad cualquier emoción o sensación, positiva o negativa. Por lo tanto, aunque todos hablemos de lo mismo no es lo mismo para cada uno. Son experiencias muy subjetivas pero que tienen un trasfondo común.

Hoy os quería hablar de una experiencia personal. Hace poco estaba yo sumida en una oscuridad profunda en la que no sentía nada y me parecía todo muy lejano, el cielo, Jesús, la Virgen, todo me parecía irreal y lejano, y como inexistente. Me acordé de lo que me dijo una vez la psicóloga de la que os hablé en otra publicación. Ella decía que las personas muy sensibles a veces convertimos nuestras propias sensaciones, por la fuerza que tienen, en ideas. Es decir, a algo que es solo una sensación le damos categoría de verdad.  Y a mí me pasó eso, porque en ese momento tan fuerte de oscuridad dije, pero si no siento nada ¿a qué me aferro? ¿qué es la verdad? Y Dios me puso en el corazón esta palabra “La Verdad está en la Palabra de Dios, a eso te puedes aferrar”

Por eso, en momentos de oscuridad no podemos seguir a nuestros sentimientos que son pasajeros e irracionales y aunque nosotros le demos esa categoría no son la verdad. Hay que seguir, aunque a veces casi como autómatas, orando, recibiendo los sacramentos y caminando en oscuridad. Mientras, la obra de Dios se va realizando en el alma sin que nos demos cuenta. Y precisamente cuando Dios está actuando en lo más profundo del alma es cuando más oscuridad y sequedad podemos sentir, precisamente porque su actuación es a un nivel que está por encima de nuestros sentidos. Y aunque no es agradable podemos llegar a vivirlo con cierta aceptación y paz en la medida en que nos abandonemos y vayamos conociendo como actúa Dios. Por eso creo que es tan importante que profundicemos sobre este tema. Por eso os animo a plantear vuestras dudas y contar vuestras experiencias de sequedad y oscuridad , seguro que a todos nos enriquecerá y ayudará mucho.   

Termino hoy con este Dicho de Luz y Amor de San Juan de la Cruz, el número 19:

“Más agrada a Dios el alma que con sequedad y trabajo se sujeta a lo que es razón que la que, faltando en esto, hace todas sus cosas con consolación”

Para el que quiera hoy seguir profundizando un poco más dejo aquí un enlace a una publicación de las Moradas de Santa Teresa de Jesús en la que también hay un vídeo muy simpático sobre el tema, pulsa en este link. 

¡Hasta la próxima semana amigos!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 300 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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