Evangelio según San Mateo 17,14-20.

Cuando se reunieron con la multitud, se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas,
le dijo: "Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua.
Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar".
Jesús respondió: "¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí".
Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento quedó curado.
Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
"Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: 'Trasládate de aquí a allá', y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes".

Comentario del Evangelio

Beato Columba Marmion (1858-1923), abad
Nuestra fe, victoria sobre el mundo (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org

Pidamos al Padre, a Cristo Jesús, su Verbo, esta luz de la fe. Hemos recibido el principio en el bautismo, pero debemos conservar y desarrollar este germen divino. ¿Cuál es la cooperación que Dios espera de nosotro?

Espera primeramente nuestra oración. La fe es un don de Dios, el espíritu de fe viene del Espíritu de Dios: “Señor, auméntanos la fe” (Lc 17,5). Como en el evangelio del hijo enfermo, digamos seguido a Cristo Jesús: “Creo, ayúdame porque tengo poca fe” (Mc 9,24). Es Dios, en efecto, como causa eficiente, el único que puede aumentar la fe en nosotros. Nuestro rol es meritar este crecimiento con nuestras oraciones y buenas obras.

Cuando hemos obtenido la fe, tenemos el deber de ejercerla. Dios nos otorga en el bautismo el “hábito” de la fe. Es una “fuerza”, una “potencia”, pero esta fuerza no tiene que quedarse inactiva. Este “hábito” se anquilosa, por así decir, si no se ejercita. Este “hábito” debe irse fortificando cada vez más por los actos correspondientes. No tenemos que ser esas almas en las que la fe permanece dormida.

Renovemos frecuentemente nuestros actos de fe, no sólo durante nuestros ejercicios de piedad, sino también en los menudos detalles de nuestra vida. Según los consejos, “cada día” debemos caminar en esta luz.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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