Evangelio según San Mateo 10,7-15.

Jesús dijo a sus apóstoles:
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente."
No lleven encima oro ni plata, ni monedas,
ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.
Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.
Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.
Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

Comentario del Evangelio

San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia
Vida de San Francisco (Vie de Saint François, Legenda major, Franciscaines, 1968), trad. sc©evangelizo.org

La entrada en la Orden [de San Francisco] de otro hombre de bien, llevó a siete el número de hijos del servidor de Dios. Entonces, ese buen padre los reunió a todos, les habló largamente del Reino de Dios, del desprecio del mundo, la renuncia a la voluntad propia y la mortificación corporal. Les anunció su proyecto de enviarlos a los cuatro extremos del mundo. (…)

Dijo tiernamente a sus hijos “Vayan, anuncien la paz a los hombres, proclamen la conversión para que ellos obtengan el perdón de sus pecados (cf. Mc 1,4). Sean pacientes en la dificultad, asiduos en la oración, valientes en el trabajo. No tengan pretensión de sus sermones, no desvíen en su conducta y sean agradecidos por los bienes recibidos. Si ustedes realizan esto, “¡el Reino de los Cielos es a ustedes!” (Mt 5,3; Lc 6,20).

Ellos entonces, a rodillas humildemente a los pies del servidor de Dios, recibieron este envío en la alegría espiritual que proviene de la santa obediencia. Francisco dijo a cada uno: “Abandona al Señor toda preocupación y él te cuidará” (cf. Sal 54,23). Era la frase habitual cuando él enviaba un hermano en misión. En cuanto a él, consciente de su vocación de modelo y queriendo “ponerse a la obra” y no solamente “enseñar” (cf. Hech 1,1), llamó a un compañero y se fueron hacia uno de los cuatro puntos cardinales. 


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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