Día 4: El Padre Pío y la Eucaristía
El Padre Pío y la Eucaristía
«La Santa Misa es lo más grande del mundo y cada día lo salva de su perdición.» – Padre Pío de Pietrelcina
Las Misas que daba el Padre Pío duraban más de dos horas.
Durante la consagración, el Padre Pío lloraba a lágrima viva, consciente de que estaba crucificando de nuevo a Jesús con sus propias manos. Hasta tal punto sufría que a veces se le abrían los estigmas de los cuales brotaba sangre.
«Cada Misa, escuchada con devoción, produce en nuestras almas efectos maravillosos, abundantes gracias espirituales y materiales que no podemos ni imaginar. Es más fácil que la tierra exista sin sol, que sin el santo sacrificio de la Misa.» Padre Pío de Pietrelcina
Meditación del cuarto día
La Eucaristía es una acción de gracias por las maravillas que Dios ha hecho por nosotros con la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo. Jesús se ha quedado con nosotros real y sustancialmente con su cuerpo, sangre, alma y divinidad y como alimento espiritual en la comunión sacramental.
«En estos tiempos tristemente faltos de fe, de impiedad triunfante, donde todos los que nos rodean tienen siempre el odio en el corazón, y la blasfemia en los labios, el mejor medio de mantenerse libre del mal es fortificarse con el alimento eucarístico.» – Padre Pío de Pietrelcina
Oración por los Sacerdotes
Oh, Jesús Sacerdote,
guarda a tus sacerdotes en el recinto de tu corazón,
donde nadie pueda hacerles daño alguno,
Que obtenga el valor y la sabiduría
por medio de las palabras que predican.
Oramos para que todos
aquellos a quienes tratan de servir,
vean en ellos el amor y el cuidado de Jesús.
Entregamos en tus divinas manos
a todos los sacerdotes que están
pasando por alguna dificultad,
tú los conoces!
Cúbrelos con tu Sangre Preciosa
Y bendícelos abundantemente en el tiempo y en la eternidad.
¡Amén!
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6