Reflexión en cuarentena

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Señor amado, este día me recuerdas lo vulnerables que somos, la debilidad humana se hace presente como una sombra  que empaña nuestra vida, nos distancia de tu amor. Es difícil en esta cuarentena lidiar con tantas emociones encontradas, nos toca aterrizar nuestras emociones, tratar en lo posible de entenderlas, aunque en ocasiones ni siquiera sepamos exactamente qué es lo que sentimos. Es complicado esos momentos de incertidumbre cuando alrededor sentimos que la casa se hace más pequeña, que se vuelve un espacio asfixiante y oscuro, cuando el escape y evitación pareciera la única salida y cuando la mirada hacia ti Señor se hace complicada, esto lo comparo a lo que San Juan de la Cruz señala como “La noche oscura del alma”. En estos momentos la tristeza, la desesperación y desmotivación se hacen presente, así como pesadumbre en el actuar, donde pareciera que la pereza es lo ideal, el problema es que eso desencadena momentos que no alivian si no incrementan estos síntomas.

Lo maravilloso es que a pesar de todo esto Dios no nos deja, él está allí, él quiere que volvamos a Él, a través del Espíritu Santo nos susurra al oído y nos invita a buscar opciones que nos alivian y nos reencuentran con el amor pleno, es en estos momentos donde sentimos la ternura de Dios, a través de sucesos, personas o situaciones que nos devuelven la paz, esto es algo que si no estamos alerta no lo podemos percibir, es necesaria pedir la gracia para  que podamos reencontrarnos con ese Dios que está allí a la espera de nuestro retorno.

Oración de la comunidad

Oración a San Juan Pablo II

¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición! Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús. Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra. Bendice las familias, ¡bendice cada familia! Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia. Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz. Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén. Cardenal Angelo Comastri Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano

¡Gracias! 11 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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El camino de la dignidad

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