El miedo a la muerte

Queridos amigos:

La situación de pandemia que estamos viviendo en estos momentos nos hace pensar en los frágiles que somos los seres humanos pues un pequeño virus puede trastocar nuestra vida e incluso terminar con ella.

Y aunque la muerte normalmente es un tema tabú del que parece que no se puede hablar creo que enfrentarnos a lo que nos atemoriza es mucho más enriquecedor para nosotros y puede devolvernos la paz.

La muerte nos atemoriza, y no hay nada malo en ello. Aunque tengamos fe en Dios podemos sentir este temor y vernos muy desprotegidos en este mundo que es tan cambiante y lleno de amenazas, pero a la vez podemos ser conscientes de que nuestra vida y nuestro futuro está en las manos de un Dios que nos ama.

Como dice la palabra de Dios “El amor echa fuera el temor”. Por lo que yo creo que si ahondamos en el amor de Dios si nos recreamos en su Amor podemos encontrar otro sentido a nuestra vida y a nuestra muerte, aunque humanamente sigamos sintiendo miedo.  

Es lógico que amemos la vida y no queramos morir. Y hacemos lo posible por mantenernos con salud y rezamos para que nuestros seres queridos estén bien . También creo que debemos pedir por esta situación que está viviendo nuestro mundo y orar por todos aquellos que están enfermos. Y  como esta situación nos recuerda nuestra fragilidad y mortalidad por eso he tratado este tema aquí y traigo una poesía de San Juan de la Cruz en la que habla de la muerte en un sentido muy positivo, pues anhela la muerte para encontrarse con el Amado.

VIVO SIN VIVIR EN MÍ


Vivo sin vivir en mí

y de tal manera espero,

que muero porque no muero.


 En mí yo no vivo ya,

y sin Dios vivir no puedo;

pues sin él y sin mí quedo,

este vivir ¿qué será?

Mil muertes se me harán,

pues mi misma vida espero,

muriendo porque no muero.


 Esta vida que yo vivo

es privación de vivir;

y así, es continuo morir

hasta que viva contigo.

Oye, mi Dios, lo que digo,

que esta vida no la quiero;

que muero porque no muero.


 Estando ausente de ti, ¿qué vida puedo tener,

sino muerte padecer,

la mayor que nunca vi?

Lástima tengo de mí,

pues de suerte persevero,

que muero porque no muero.


El pez que del agua sale

aun de alivio no carece,

que en la muerte que padece,

al fin la muerte le vale.

¿Qué muerte habrá que se iguale

a mi vivir lastimero,

pues, si más vivo, más muero?


 Cuando me pienso aliviar

de verte en el Sacramento,

háceme más sentimiento

el no te poder gozar;

todo es para más penar,

por no verte como quiero,

y muero porque no muero.


Y si me gozo, Señor,

con esperanza de verte,

en ver que puedo perderte

se me dobla mi dolor;

viviendo en tanto pavor

y esperando como espero,

muérome porque no muero.


Sácame de aquesta muerte,

mi Dios, y dame la vida;

no me tengas impedida

en este lazo tan fuerte;

mira que peno por verte,

y mi mal es tan entero,

que muero porque no muero.


 Lloraré mi muerte ya

y lamentaré mi vida

en tanto que detenida

por mis pecados está.

¡Oh mi Dios! ¿cuándo será

cuando yo diga de vero:

vivo ya porque no muero?


Os pongo un enlace a una charla de Chus Villarroel sobre la muerte., en sentido muy positivo y muy tranquilizador. Espero que os guste:

Sobre la muerte.


Para terminar os propongo que hagamos una oración por la situación que estamos viviendo en estos momentos. Os animo a escribir también vuestra propia oración.  

Jesús, por tu nombre divino y misericordioso y por tu Sangre  Redentora te pedimos por todas aquellas personas que están viviendo su enfermedad y la de sus seres queridos.  Jesús alivia a los que sufren con el consuelo de tu Amor, llena la soledad y calma la angustia. Confiamos en ti. Amén.  

Y si lo necesitas personalmente puedes pedir aquí tu intención de oración para que oremos por ti.

¡Hasta la próxima semana amigos!  

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 205 personas oraron

14 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Sanación interior con San Juan de la Cruz y otros místicos

Me inscribo